Escasa afluencia a la marcha a Rota, que denuncia la participación de la base en Irak

Unas 8.000 personas según los organizadores, 2.000 según la policía, participaron ayer en la XIX marcha contra la base naval de Rota (Cádiz) para reclamar el desmantelamiento de la instalación y su reconversión para usos civiles. La convocatoria redujo en esta ocasión de manera significativa el nivel de participación alcanzado en ediciones anteriores. El pasado año unos 25.000 manifestantes, según la policía, apoyaron la iniciativa, cuando se encontraba en plena efervescencia las protestas ciudadanas por la guerra de Irak y el apoyo del Gobierno a la invasión.

La marcha se inició a las doce de la mañana desde la explanada del cementerio de Rota y recorrió a pie la carretera que conduce hasta la puerta de la instalación, que ayer estaba protegida por una verja de seguridad instalada a unos 15 metros del control militar de acceso. De esta manera, los organizadores modificaron, por primera vez desde su creación, el itinerario de la manifestación, que tradicionalmente había partido desde la vecina localidad de El Puerto de Santa María, cuyo término municipal está también afectado por la ocupación militar de la base.

Los organizadores justificaron el cambio en su intención de provocar "un salto cualitativo", ya que el anterior recorrido, según explicaron, no permitía "un acercamiento real" de los manifestantes a la instalación militar. El portavoz de la organización, Jesús Lara, atribuyó la menor afluencia de público a la fecha de esta edición, que "ha coincido con una época de mas calor y de exámenes que han impedido la participación de muchos jóvenes". Lara explicó que la marcha, que este año fue sólo presentada en Sevilla, no lo fue en Cádiz, como era habitual.

En esta ocasión, la protesta fue protagonizada, en su mayor parte, por militantes de Izquierda Unida -asistió sus coordinador federal, Gaspar Llamazares- y afiliados y simpatizantes del Partido Comunista de Portugal, desplazados hasta Rota en autocares. Sin embargo, la marcha perdió ayer el carácter familiar y festivo de anteriores años.

Los convocantes, una treintena de organizaciones políticas, sindicales y eco-pacifistas, reclamaron ayer la salida de las dotaciones militares estadounidenses en Rota y condenaron las torturas cometidas en Irak con "la colaboración de la base".

Los organizadores hicieron un llamamiento al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero para que "impulse una acción de paz y solidaridad en el mundo, para lo que es necesario que este tipo de bases desaparezcan de nuestra tierra".

Al finalizar el acto, el escritor Luis García Montero dio lectura a un comunicado en que el se señala que "los hechos han demostrado que la base sólo vale para hacer las guerras de los intereses depredadores, que ha convertido a nuestro país en suelo enemigo de lugares donde éramos amigos". El texto destacaba también que "la retirada de las tropas españolas hechas por Zapatero supone una decisión de enorme trascendencia y calado político, militar y social, que abre nuevas expectativas y nos carga de razones para seguir luchando".