"Ibarretxe no quiere someter a votación su plan en esta legislatura"
Es el segundo ensayo que el presidente del PSE-EE, Jesús Eguiguren, publica en menos de un año. Si en el anterior sostenía que el problema vasco "no tiene solución, pero sí arreglo", ahora desarrolla la necesidad de que el socialismo alcance un nuevo pacto con el nacionalismo si éste abandona previamente su línea rupturista.
Pregunta. Su nuevo libro de ensayo, La crisis vasca. Entre la ruptura y el diálogo, (Editorial Cambio 16) describe la nueva y permanente encrucijada de este país. ¿Qué propone?
Respuesta. Más allá de criticar el plan Ibarretxe y los problemas que éste puede traer, el libro sostiene como idea central que la fuerza de ese plan no sólo está en el nacionalismo, sino en la debilidad de la oposición y dice qué fórmulas tenemos para superar esa debilidad. El libro no es un mensaje al PNV, sino a la oposición vasca.
"ETA y Batasuna deberían aprovechar la oportunidad que abre la nueva etapa política"
"Los socialistas debemos competir con el nacionalismo por el electorado autonomista"
P. Ante esa debilidad, el PP intentó una alternativa conjunta. ¿Qué proponen ustedes?
R. El PNV se ha permitido la radicalización porque ha comprobado que al mismo tiempo que gana los votos de Batasuna no pierde los moderados. Lo que corresponde a cualquier partido de la oposición es hacerle pagar en las urnas esa radicalización perdiendo a los moderados. Hace falta llegar a ese electorado que, sin estar en principio de acuerdo con él, sigue votando al PNV.
P. De modo que su fórmula es la permeabilidad entre los bloques nacionalista y no nacionalista, frente a la de unidad dentro de la oposición.
R. Esa ha sido la estrategia del PP en los últimos años; una estrategia que venía cojeando y que después del 14-M es cosa del pasado. No tiene sentido que el partido socialista se dedique a quitarle votos al PP porque, al final, la suma es la misma. La estrategia no es que estos dos partidos estén cada día más juntos en la oposición, sino todo lo contrario: que el partido socialista compita con el nacionalismo en el electorado de centro y autonomista.
P. Para ello propone la necesidad de un nuevo pacto con el nacionalismo.
R. Sí. Los socialistas tenemos ese déficit de no conseguir comer el terreno al PNV en el voto moderado, algo que sería normal en cualquier democracia. Y creemos que una de las fórmulas para paliar este problema es que vayamos a las elecciones autonómicas acompañados de gente que no sea necesariamente socialista pero se destaque por la defensa del Estatuto de Autonomía.
P. ¿Cree posible ese nuevo pacto que propone mientras el PNV sea mayoritario o se mantenga en el poder?
R. Hay tres requisitos para llegar a ese pacto. El primero, un clima de cierta paz, porque el terrorismo favorece al PNV y es muy difícil parar los proyectos del PNV mientras el terrorismo sea fuerte. El segundo es que el partido socialista sea mucho más fuerte, porque el PNV sólo cambiará el día que vea amenazados el Gobierno y sus apoyos electorales. Por último, hace falta realismo: tan negativo sería pretender que el nacionalismo trague lo que pretenden los constitucionalistas como que el constitucionalismo trague el plan Ibarretxe.
P. Tal y como están las cosas, estamos asistiendo a un diálogo de sordos entre los dos partidos.
R. La actual legislatura y la política vasca están agotadas y responden a claves del pasado. El Gobierno vasco tiene la mentalidad de un gobierno para competir con el Partido Popular y enfrentarse a él, y el plan Ibarretxe es una pieza de esa estrategia. Pero, más allá del propio plan, la mentalidad de los nacionalistas responde a una época pasada, y ahora deben saber que estamos en un tiempo nuevo. Aunque creo que, en cierto sentido, Ibarretxe ya ha tirado la toalla: es decir, no ha renunciado a su plan, pero sí a que se someta a votación en esta legislatura, lo cual es algo bastante parecido. Tiene miedo a que su plan salga derrotado en el Parlamento, y tiene más miedo aún a que salga aprobado con el apoyo de Batasuna, que es la única alternativa que le queda. De modo que el rifi-rafe de esta semana sobre el aplazamiento del debate a fin de año no trata de buscar el consenso, y estoy convencido de que, para evitar que haya una votación, va a convocar elecciones con el plan Ibarretxe como bandera.
P. ¿El PSE es partidario del adelanto electoral, ya que considera agotado el plan?
R. No. Preferimos que agote la legislatura. Además, sería la segunda vez que Ibarretxe convoca elecciones anticipadas. Pero nos tememos muy mucho que tenga tomada la decisión de convocar elecciones en otoño.
P. Zapatero ha retrasado a julio la entrevista con Ibarretxe para poder hacer un trabajo previo de cocina con el PNV. ¿Con qué intención?
R. Queremos que Ibarretxe agote la legislatura, y así tendríamos un año para experimentar el nuevo clima político, el diálogo institucional, las transferencias... En fin, habría un margen para practicar esa cocina, para superar la desconfianza y llegar a acuerdos en temas importantes, aunque puedan parecer de segundo orden.
P. ¿Qué asuntos son esos que parecen de "segundo orden"?
R. Por ejemplo, todas las transferencias pendientes [del Estatuto] y el mismo hecho de posibilitar el diálogo fluido entre ambos partidos. O temas como la presencia de las autonomías en Europa que ha anunciado Zapatero. En fín, la puesta en práctica de la nueva política. Otra cosa es que al lehendakari no le interese eso y quiera ir a las elecciones.
P. ¿Qué cree que está pasando en ETA?
R. ETA debería aprovechar que se ha abierto una nueva etapa política y, tanto ella como Batasuna, deberían saber que es una oportunidad que deben aprovechar. Pero no ha habido señal alguna de que ETA vaya a hacer una tregua ni que Batasuna piense realizar una declaración que le desvincule de ETA para poder presentarse a las elecciones autonómicas.
P. ¿Estarían los socialistas vascos dispuestos a ayudar discretamente a que eso se produjera?
R. La Ley de Partidos está hecha para impedir la presencia electoral de formaciones políticas en connivencia con el terrorismo. Si no hay terrorismo, no hay connivencia y dejaría de afectarles la ley.
P. ¿Tienen futuro esos incipientes movimientos de EA, que ha roto en San Sebastián la coalición con el PNV y se aproxima al PSE inspirándose en el tripartito catalán?
R. Creo que sí. Pero para eso también se necesita un poco de tiempo y, quizás, también precisamente por eso, Ibarretxe va a adelantar las elecciones, para que no puedan producirse movimientos de ese tipo. Aunque son muy difíciles, porque EA necesitaría, hoy por hoy, madurar mucho para llegar a una experiencia semejante a la de Cataluña. Pero todo se andará.
P. Según el nuevo gran pacto que proponen los socialistas al nacionalismo, ¿el plan Ibarretxe va a tener un destino similar al del Pacto de Lizarra?
R. No lo sé. El plan Ibarretxe, si las cosas van bien, tiene que convertirse en el programa de máximos del PNV, pero no en un trágala para el resto de la sociedad vasca.
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