La pelea por las grandes fortunas
La banca privada de alta gestión lanza al mercado nuevas ofertas de servicios financieros para los clientes más ricos
Son los clientes ideales de la banca privada de alta gestión. Son las grandes fortunas que, sin tener en cuenta su patrimonio inmobiliario o empresarial, cuentan con capitales financieros cercanos a los 80.000 millones de euros. Las entidades mueren por ellos -ofrecen sus mejores servicios de asesoramiento financiero y fiscal- y más en los últimos tiempos.
Tan sólo 2.500 personas disponen en España de un patrimonio financiero individual superior a los seis millones de euros
En España, según un informe de IBM Business Consulting sobre el mercado de banca privada en 2002, tan sólo 2.500 personas disponen de un patrimonio financiero individual superior a los seis millones de euros. Eso sí, entre ellos, acumulan activos por valor de unos 15.500 millones de euros. Adicionalmente hay un grupo reducido de familias cuyas manos manejan otros 25.000 millones de euros.
Cuando la barrera se coloca en 1,5 millones de euros, la pirámide se amplía. Aparecen otras 20.000 personas con un capital financiero algo superior a los 44.000 millones de euros. Estas 22.500 personas son los clientes ideales de la llamada banca privada de alta gestión. No es extraño, por tanto, que en los últimos tiempos hayan surgido divisiones especializadas en gestión de grandes patrimonios, que ofrecen especialización, eficiencia fiscal o diversificación geográfica. Lo más innovador ahora es la llamada arquitectura abierta, es decir, ofrecer productos, básicamente fondos de inversión, no sólo de la entidad que gestionan estos capitales, sino de otras que por su saber hacer pueden generar mejores resultados.
Para Luis Ojeda, director general de Deutsche Bank Private Wealth Management, su propuesta de gestión patrimonial a partir de dos millones de euros se asienta sobre cuatro pilares: capacidad de gestión íntegra, liderazgo en el mercado de capitales, especialización de gestores, arquitectura abierta y número de clientes reducido que permiten dar calidad. "Hay tres modelos de gestión: el primero persigue la rentabilidad absoluta; se corre un riesgo determinado y a cambio se obtiene una rentabilidad definida. El segundo marca unos perfiles de riesgo y trata de batir, en lo que a rendimientos se refiere, a los índices contra los que compite. El último es una cartera que llamamos oportunística. No hay marco definido de inversión. Se seleccionan aplicando criterios de valoración cuantitativos y cualitativos los mejores activos y las más rentables gestoras".
Distantas ofertas
En Santander Central Hispano Banca Privada tiene claro que "desde un punto de vista fiscal, una cartera discrecional de fondos es la mejor opción para los particulares, dado que la legislación actual permite el traspaso gratuito entre fondos de inversión". Para Ignacio Izquierdo, director de esta entidad, "bajo esta idea ha nacido Santander Elite, un contrato discrecional de carteras con gestión activa en todo tipo de activos, seleccionando cada fondo y cada gestora -de nuevo la arquitectura abierta- bajo un sistema denominado Value at Risk (VAR)". El VAR es un mandato de riesgo. "Se marca el terreno de juego. Se fija la pérdida máxima (entre un 3% y un 15% del capital) y, a partir de ahí, estimamos una rentabilidad anual que prácticamente ajustamos estableciendo simulaciones diarias de valoración de activos, tanto presentes como futuras". Si bien esta es su última oferta para mimar a los grandes patrimonios, SCH Banca Privada pone también a su disposición "todo un abanico de posibilidades financieras que van desde las sociedades inmobiliarias a los fondos de capital de riesgo".
Eduardo Fuentes, director de BBVA Patrimonios hace hincapié en la "personalización" de su gestión y, como en otras entidades, en su capacidad de ofrecer una arquitectura abierta. No se comercializa un producto concreto y específico para grandes fortunas sino que "el cliente, con más de dos millones de euros de patrimonio financiero, está en contacto directo con los especialistas, que le ofrecen un servicio de Asesoramiento Activo y Dinámico, a través de un sofisticado sistema de análisis y selección de las distintas opciones de inversión, que van desde las carteras de fondos y Sicav pasando por los fondos de gestión alternativa o por las sociedades de inversión inmobiliaria". De hecho estas dos opciones son las últimas apuestas de la entidad. El fondo de gestión alternativa, BBVA & Partners, que iniciará su andadura esta semana persigue obtener una rentabilidad absoluta predeterminada. La Sociedad Inmobiliaria, Real State Deal SII invierte el 50% de su balance en inmuebles de alquiler y su objetivo de rentabilidad es del 7% anual.
En Sabadell Banca Privada su cliente objetivo tiene un patrimonio de medio millón de euros. "Nuestra última apuesta", explica José Palet, su subdirector general, "es la gestión de rentabilidad absoluta, independientemente de lo que suceda en el mercado. Es una alternativa a los benchmark (índices de referencia). Nuestros nuevos productos garantizan la obtención de uno o dos puntos de rendimiento adicional sobre la rentabilidad que se podría obtener si se invirtiera en activos sin riesgo".
Carteras Oro de Acuerdos de Gestión es, según explican desde Bankinter, "un servicio automatizado de gestión activa de carteras, de fondos de inversión, planes de pensiones o acciones, que se marca como objetivo conservar el capital en mercados bajistas y aprovechar oportunidades en mercados alcistas. Todo el proceso de selección de activos se sustenta en un nuevo criterio de medición del riesgo -exclusivo de la entidad- denominado ValorPlus, basado en métodos cuantitativos, que permite conocer de antemano la máxima pérdida que puede afectar a una determinada cartera en un periodo de 12 meses (Valor), junto al potencial de beneficio que vendría asociado a ese nivel de riesgo (Plus). Todo ello, con un índice de confianza estadística del 95%".
Pendientes del reglamento
A principios de este año entró en vigor la actual Ley de Instituciones de Inversión Colectiva que, entre otras medidas, contemplaba la posibilidad de que las Sicav (sociedades de inversión mobiliaria utilizadas por los grandes patrimonios) dejasen de cotizar en Bolsa o que se pudiera colocar capital en los llamados hedge funds, fondos de alto riesgo o de gestión alternativa que ofrecen a los inversores la posibilidad de recibir rentabilidades estables en el tiempo, con independencia de la evolución de los mercados bursátiles, con inversiones mínimas en torno a los 75.000 euros.
Sin embargo, el Reglamento de esta nueva normativa no ha visto aún la luz. El Gobierno anterior cerró su legislatura sin aprobarlo y el Ejecutivo actual se ha dado unos meses para su concreción. El resultado es que, por el momento, existe un cierto vacío legal al respecto.
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