'Me cago en Dios' llega al Alfil entre medidas de seguridad
El nuevo cartel de la obra incluye la palabra "censura" sobre el título
Ni en otra ciudad, ni en otro país. Después de su azarosa existencia en el Círculo de Bellas Artes, Me cago en Dios llega ahora al Alfil, un teatro dedicado a las obras de humor y con capacidad para 280 espectadores. Y llega con novedades. La primera, las medidas de seguridad que la dirección del centro ha decidido tomar para evitar situaciones como la del pasado 1 de mayo en el Círculo, cuando dos nietos del ultraderechista Blas Piñar interrumpieron la representación y atacaron al actor, al autor y a una técnico de sonido.
"La reprogramación en cartelera de esta obra es necesaria y muy significativa", afirmó el director del teatro, Joseph O'Curneen, que consideró que esta postura contribuye a "restablecer una normalidad en la actividad cultural y empresarial" y una forma de "dar respuesta contundente a los violentos".
La obra, cuya mejor publicista ha sido la presidenta regional, Esperanza Aguirre, cuñada de Ramírez de Haro, al decir que "atenta contra la dignidad de los creyentes", tendrá una nueva cara en el cartel. "Vamos a renovarlo todo", prometió el autor durante la presentación en el Alfil, donde denunció que "lo que está pasando es muy grave, un claro amordazamiento de la libertad de expresión".
Acciones legales
Ahora, en el reclamo publicitario -un cartel con fondo rojo y letras negras- no se ve la palabra "Dios". Ésta queda tapada por una banda blanca en la que se lee "censura". Además, el título, Me cago en Dios, está entrecomillado, "porque es una expresión habitual en la lengua de la calle". De esta forma se lee: "Me cago en censura".
Ramírez de Haro, que se mostró confiado en que su obra es del gusto de los madrileños, anunció que su abogada, Cristina Almeida, ha emprendido acciones legales por las amenazas y la agresión que sufrieron en el Círculo. "La justicia resolverá si hemos ofendido a la religión. Lo que está claro es que nosotros hemos sido agredidos en nombre de la religión", dijo.
La obra mantendrá el texto original, según su director, Pedro Forero. Habrá elementos escenográficos nuevos para adaptarse al escenario del Alfil, más amplio, aunque conservando la austeridad de la representación. "Espero que el público venga virgen y no se deje llevar por ideas previas", anheló el actor, Fernando Incera, quien lamentó que ni la Unión de Actores, ni la Real Escuela Superior de Arte Dramático ni la Asociación de Directores condenasen la agresión que sufrió, "no un actor, sino un trabajador el día de los trabajadores". Estas entidades condenaron los hechos ayer, después de conocer la denuncia de Incera.
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