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Los socialistas valencianos y el AVE

Desde el planteamiento de la necesidad de ir equilibrando razonablemente la movilidad por carretera con el ferrocarril, con Kioto y la sostenibilidad como trasfondo, el triángulo Valencia-Madrid-Barcelona, tan básico para España y para nosotros, sigue sin estructurar. Ha llegado el momento de decir basta tanto a la pinza que, por un lado Cascos y el Gobierno de Aznar y por otro tanto supuesto progresista de esta tierra, han aplicado sobre las líneas de alta velocidad (LAV), como a la indolencia que el PSPV ha exhibido durante este periodo.

Sin discutir la legitimidad de cada uno, lo cierto es que esta pinza ha funcionado. Por un lado han sido muchos los que, a partir de un supuesto progresismo: plataformas ciudadanas anti-AVE, Esquerra Unida y alcaldes del PSPV (quienes sólo hablaron cuando rozó sus campos) han hecho campaña en contra de una LAV que conectara Valencia con Madrid y Barcelona, argumentando que se trata de un tren para ricos (supongo que por ser usuarios de la carretera o del avión para ir a Madrid y Barcelona) y por otro, el engaño de años practicado desde Fomento, con la inestimable ayuda de Zaplana y su entorno, con el pacto de Murcia como gran excusa mediática. El resultado, retrasos y falta de coherencia para llevar adelante el proyecto. Y lo más doloroso una falta de grandeza y visión de Estado desde la izquierda valenciana para asumir este proyecto como algo propio y velar por su cumplimiento (Maragall jamás puso un palo en las ruedas del proyecto LAV a Barcelona).

Como uno ya ha hecho las reflexiones a los equipos de Cascos y de Zaplana, que desgraciadamente nunca creyeron el proyecto, ha llegado el momento de pedir responsabilidades a tanta tibieza, cuando no militancia anti-LAV, registrada en esta tierra y que tan útil ha sido a los responsables del PP en Madrid. Allí se ha argumentado que no se sabe lo que quieren los valencianos, cuando catalanes, andaluces y castellanos trabajan y miman sus Zaragoza-Barcelona, Córdoba-Málaga y Valladolid-Madrid. Se ha sufrido una de las pinzas más perniciosas que este pueblo podía vivir, falta de voluntad política por un lado y por otro carencia de alternativas a favor de un desarrollo sostenible.

Aquí, supuestamente preocupados por el impacto de una LAV, tan indiscutible como necesaria para la conectividad de la Comunidad Valenciana, no se ha oído comentario alguno sobre la ampliación de Barajas, que ella solita, está en los 4.500 millones de euros, una cifra del orden del trasvase de Ebro (4.200 millones) o la LAV Madrid-Barcelona presupuestado en 6.000 millones de euros, cuando el nuestro es bastante mas barato porque no necesitamos ninguna "super" LAV para ponernos en el mapa del transporte de personas y mercancías.

Cuando por fin se ha tenido ocasión de oír hablar con solvencia de estas cifras a la ministra de Fomento, me preguntaba si los que han defendido que una LAV es un medio para élites, pensaban que Barajas es un centro de concentración y asueto de clases populares. Al parecer para ellos lo más correcto era negarle el pan y la sal a un Valencia-Madrid y a un Valencia-Barcelona en dos razonables horitas, para cubrir unos 350 Km. ¡Qué le vamos a hacer! Mientras, Madrid a lo suyo, y aquí a pelearnos entre nosotros, y quien tiene responsabilidades políticas a faltar a la verdad, ya que ¿qué otra cosa es decir que habrá alta velocidad en el 2007?

Si no tenemos una reacción antes del verano, el atraso y la hipoteca es ya irrecuperable. No tengo ni idea de lo que piensan hacer los Camps, Pla, Jordi Sevilla, etc... Sin embargo, como votante de base del PSOE, la sensación de vacío y de falta de iniciativa desde Valencia por parte del PSPV me angustia, ¿qué se va a hacer? ¿parar para "hacer pagar" y desgastar al Gobierno Regional del PP? Por favor, no caigan en esta tentación: asuman el proyecto de las LAV como propio, exijan presupuesto y plan de trabajo claro y realista.

Por ello, mi última esperanza es esta andaluza que Zapatero ha puesto en Fomento; si ella también falla, tomen estas líneas como un epitafio a la que pudo ser y no fue, aunque claro, siempre se dirá que en mayo del 2004 el Valencia ganó la Liga.

Gregorio Martín es catedrático de Ciencias de la Computación de la Universidad de Valencia.

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