La inclemente lluvia castiga de nuevo al recinto, que es visitado por grupos de colegiales
Las actividades al aire libre tuvieron que suspenderse durante todo el día
El clima no ha tenido compasión con el Fórum desde el lunes, el primer día laborable en que abrió sus puertas al público. Durante todo el día de ayer, la lluvia castigó a las instalaciones del recinto. Los grupos de colegiales, que ya tenían la cita organizada, eran los visitantes más visibles. A la hora de comer se refugiaron en el Centro de Convenciones, como ya pasó el día anterior. El personal de atención al público siguió profesionalmente en sus puestos a pesar de que las actividades al aire libre tuvieron que ser suspendidas por culpa de la lluvia y el viento, que ayer añadió mayor incomodidad.
Día de perros, meteorológicamente hablando, ayer otra vez en el Fórum. A la lluvia del lunes se sumaron antipáticas rachas de viento durante todo el día. Por si fuera poco, el agua no perdonó ni por la tarde. Con este panorama, la alegría del día vino de los coloristas grupos de niños, que saltaban en los charcos. Por segundo día consecutivo se tuvieron que suspender todos los espectáculos y actividades programadas al aire libre, es decir, la mayoría.
La organización no facilitó datos de asistencia, ni de escolares ni de grupos de jubilados, los dos colectivos llamados a visitar el recinto entre semana. El portavoz del evento, Oleguer Sarsanedas, afirmó por la mañana que las escuelas que no puedan visitar el recinto en condiciones podrán repetir otro día. Por la tarde rectificó y en una entrevista concedida a varias emisoras de radio afirmó que no será posible.
Exceptuando los lugares de paso, sobre todo hacia las principales exposiciones, el aspecto que ofrecía ayer el recinto del Besòs era bastante triste. Espacios como el puente, los miradores, la pérgola fotovoltaica, la zona de baños o el parque de los Auditorios -escenario de dos de los principales espectáculos- permanecieron desiertos.
El personal, en sus puestos
En algunos establecimientos apenas sirvieron cafés en toda la mañana. Algo más concurridos estuvieron los muelles de Ronda y del Este, en cuya confluencia está ubicada la exposición de los guerreros de Xian, que volvió a registrar colas. Por allí pasaron Marco Antonio y su novia. "Estamos en Salou de vacaciones y como llovía hemos venido aquí. Pero ya ves", decía señalando a ningún lado y a todos a la vez.
En cambio, también en el puerto, pero en los muelles de debajo de los miradores, no había un alma, exceptuando tres solitarios pacos (personal de acompañamiento). Tanto ellos como decenas de compañeros suyos aguantaron estoicamente el chaparrón sin hacer absolutamente nada durante largos ratos.
Uno de ellos, que ayer trabajó cerca de la pantalla, tuvo suerte y pudo ponerse a cubierto, aunque se quejaba de que las zapatillas no están preparadas para aguantar el mal tiempo. "Quizás transpiren el calor, pero ahora mismo estoy empapado y sólo tenemos un par. Y el canguro, con tanta agua, no sirve de mucho. Menos mal de la gorra, que algo hace", añadió. "Una cosa es trabajar y atender al público y otra dejarse el físico. Mucha prevención de riesgos laborales, pero no sé si la lluvia está contemplada como tal", continuó.
Los grupos de escolares que quisieron pudieron comer en el vestíbulo del Centro de Convenciones. A mediodía, el barullo, comparado con el exterior, era impresionante.
Incomodidad para los actores
Días como el de ayer también son muy incómodos para todo el personal que trabaja en los espectáculos de calle: actores, técnicos y personal de producción. Haga el tiempo que haga, deben acudir al recinto, porque las decisiones de suspender pases, por ejemplo, se toman sobre el terreno y en el último momento. Mientras, se refugian en el área de camerinos y matan las horas entre ensayos y ratos de descanso.
Peor lo tienen los jockers, los actores que pasean por el recinto animando al público a jugar. Armados con una maleta repleta de juegos montada sobre un patinete, ayer tenían que andar con cuidado para no resbalar y romperse la crisma.
Y es que hay zonas del recinto que son auténticas pistas de patinaje. Como las exposiciones de la jaima, en las que hay adhesivos informativos en el suelo, algunas pasarelas de madera, rampas de acceso a los lavabos, que ayer estaban sucios, o pequeños pero traidores focos empotrados en el suelo del exterior del Centro de Convenciones.
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