Espectáculos a la carta en los que no faltan elefantes ni trapecistas

A pesar del fuerte viento que sopló durante todo el día, los primeros visitantes del Fórum disfrutaron con la variedad de espectáculos que ofrece el evento. Uno de los que levantaron mayor expectación fue Annibal, de la compañía francesa Oposito. Dos enormes elefantes mecánicos se pasearon por el recinto arrastrados por tres actores que intentaban moverlos al son de música de la India. El diseño de los animales, con relojes, teléfonos móviles y coches de juguete incrustados, asombraba al público, sobre todo el infantil.

El pasacalle de día, de nombre Higroma, en el que invertebrados gigantes se van paseando por el recinto, también fue otro de los espectáculos al aire libre que más llamó la atención del público. "Es muy llamativo y logra animar mucho a la gente, sobre todo a los más pequeños", comentaba ayer al paso de los peculiares animales Antoni Estivill. "No nos quedamos más rato por culpa del viento; nunca en la vida hasta hoy había tenido frío en la cabeza", añadió el visitante. El objetivo que tiene la compañía catalana Sarruga con este pasacalle es hacer reflexionar al público sobre el medio ambiente. Los enormes insectos de la rúa quieren simbolizar los efectos agresivos del desarrollo humano en el entorno natural. Para ello se invierte la proporción entre los insectos y las personas, que quedan pequeñas y abrumadas por la presencia de los bichos.

En la plaza de los Miradores, los miembros del grupo indio Apostrophe 99 dejaron al público boquiabierto con su obra Jhalak, que en hindi significa literalmente "visión fugaz". Los bailarines, entre los cuales deslumbraban dos hombres ataviados con ropajes de mujer, bailaban con sus rodillas a una velocidad de vértigo. El ritmo del espectáculo es creciente y llega a una apoteosis final frenética en la que todos los artistas bailan juntos. "Al ser hombres todavía sorprende más cómo bailan", dijo, asombrada, Eva Casals. Otro visitante se atrevió con una definición más arriesgada de la obra: "Es una especie de flamenco indio".

A primera hora de la tarde el viento hizo suspender la representación del Gigante de los 7 Mares, cuya función a mediodía creó mucha expectación entre el público. A los visitantes les esperaba, sin embargo, una agradable sorpresa a pocos metros de ese auditorio: la impresionante voz de la cantante saharaui Mariem Hassan. En el escenario de la jaima no quedaba ni una silla libre para escuchar la voz desgarradora de esta cantante que deleitó al público con los viejos cantos de la tradición islámica. Pero a última hora de la tarde se pudo representar el Gigante de los 7 Mares y logró rozar el lleno absoluto en su aforo. "Me encanta", explicó Ramon, al que le quedaron algunas dudas sobre lo que la compañía Escarlata Circus y La Machine quisieron transmitir: "En principio no sé qué significa, lo estoy pensando hace unos minutos pero no acabo de entenderlo. De momento, veo que es una combinación entre la modernidad y el pasado. Pero aún así me gusta mucho". Lo cierto es que este número pretende dar pie a una reflexión sobre la degradación del mar. Sin embargo, del espectáculo hay tantas opiniones como pares de ojos contemplándolo. "Es algo como una chatarrería. Y la verdad es que esta estética nos gusta bastante", explicó Sonia Martínez. En cambio, a Laura Montenegro, que se sentó a última fila para verlo, le atrajo más el aspecto circense: "Es muy entretenido, los acróbatas le dan mucha vida".

En definitiva, en el Fórum hay espectáculos para todos los gustos. Basta con hacerse con el programa del día para perderse el menor número posible de eventos. "Hay muchas cosas que ver, por ello hemos decidido venir otro día", comentó Juan a última hora de la tarde.