El Valencia hace valer su experiencia

El Valencia hizo valer su experiencia y su historia para volver a una final de la Copa de la UEFA 40 años después. Será el día 19, en Goteborg (Suecia), ante un peligrosísimo Marsella. El equipo de Rafa Benítez se aprovechó de esa ola de optimismo en la que está cabalgando desde que se puso por delante inesperadamente en la Liga hace un mes. Le bastó al cuadro valenciano un cuarto de hora pletórico, en el que impuso ese ritmo infernal cualquiera que sea el nombre del rival, para decantar una eliminatoria que había encaminado con el 0-0 del encuentro de ida.

El Villarreal fue un dignísimo semifinalista. Vendió cara su derrota. Hasta el último suspiro obligó a que Mestalla mantuviera la respiración ante la incertidumbre del marcador. Excelente el recorrido del humilde y generoso conjunto castellonense desde que se estrenara en la Copa Intertoto en el verano pasado. Con 60 partidos a sus espaldas, el Villarreal será el cuadro español que más encuentros habrá disputado este curso.

El Valencia sacó a pasear su capacidad intimidatoria en el arranque para impresionar a su novato rival en estas lides. Lo logró. Al equipo de Paquito le costó un cuarto de hora desprenderse de la anestesia. Y, justo cuando lo había conseguido, Belletti atropelló a Mista dentro del área y el consiguiente penalti rompió la igualdad de la eliminatoria. Ausente el especialista Jorge López, que empezó la Copa Intertoto precisamente con el Villarreal, a los 11 metros acudió sin dudarlo Mista, decidido como está a ser el mayúsculo goleador que durante tanto tiempo ha reclamado su equipo. Marcó. Golpeó enroscado y a la izquierda del parapenaltis Reina, que, como siempre esta temporada, había acertado la dirección del lanzamiento. Pero no lo alcanzó. Sobre todo, por el efecto, de dentro hacia afuera, que imprimió Mista al balón.

El Villarreal, entonces, se quitó definitivamente el miedo del cuerpo y empezó a tocar como sabe. Con ese aire suramericano que le da Riquelme. Se apoderó de la pelota e hizo sudar al líder español, que corría y corría tras el cuero sin atraparlo. A punto estuvo de empatar al menos en tres ocasiones. Lo evitó el gran momento de Cañizares, que paró entre otros un pelotazo envenenado de Anderson. Ninguno de los últimos 10 rivales le habían creado tantas oportunidades de gol en tan pocos minutos al Valencia. Gracias a un afilado José Mari, que se impuso, unas veces por velocidad y otras por habilidad, a sus marcadores.

El Valencia fue víctima de su propio estilo. Cayó en la redundancia del fútbol directo hasta el extremo de perder el balón muy pronto en su deseo de llegar sin preámbulos a la meta de Reina. Ni Angulo ni Sissoko, que alternaron las posiciones, acertaron a engarzar con Mista, que sí sabía cómo ganarse sus espacios.

Como resultado, la primera parte fue intensa, muy competida y, en definitiva, espléndida, tanto para los 47.000 espectadores valencianistas como para los 3.000 seguidores del Villarreal. Todos, en vilo por saber quién ganaría el pulso.

Mestalla afinó su cántico dedicado a Aimar para ver en acción al media punta argentino. Benítez, sin embargo, se resistió a darle paso hasta el minuto 77. Poco tiempo para que entrara en calor. Su equipo se alejó de su portería y dio la sensación de haberse asentado defensivamente tras el descanso. Se cerraron las vías de entrada para los de Paquito, que abusó en su intento de penetrar por el centro. Ninguno de sus laterales, tan alegres otras veces, se internaron como debían.

A partir de ahí, de su fortaleza defensiva, el grupo de Benítez empezó a sentirse verdaderamente superior. También en el centro del campo, donde Albelda robaba y Baraja distribuía. A Xisco, por ejemplo, que cumplió con creces por la izquierda. Había suplido a Vicente, quien, suplente ayer por una gripe, entró para disputar la última media hora. Y el interior zurdo burló al virus en su típica jugada por el extremo con un excelente centro que acabó por desaprovechar Mista tras una dejada de cabeza de Angulo.

En una eliminatoria marcada por las buenas actuaciones de los porteros, Reina sacó una mano veloz para detener un derechazo de Albelda. Paquito apuntaba y apuntaba en el banquillo sin alterarse. Ni reaccionar más allá de la entrada a última hora de Guayre que nada cambió.

Al final, Mestalla estalló de alegría. Los jugadores de ambos equipos se abrazaron en el centro del campo, se felicitaron y los del Villarreal acabaron admitiendo la superioridad de su adversario. "El Valencia ha hecho muchísimos méritos para ganar la eliminatoria", declaró José Mari.