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Francia ordena la expulsión del tercer imam en un mes

Las autoridades francesas están decididas a cortar el paso al integrismo. El ministro del Interior, Dominique de Villepin, ordenó ayer la expulsión del tercer imam en menos de un mes, Mihdat Guler, un turco que dirige una mezquita de París desde hace 20 años. Fue detenido y trasladado al aeropuerto de Roissy, donde su abogado evitó que le embarcaran en el primer avión presentando una solicitud de asilo político. Uno de sus cinco hijos ha negado que el padre sea radical o antisemita.

La política de expulsiones continuará sin contemplaciones, según ha informado De Villepin. El sábado, el ministro advirtió a los presidentes regionales del Culto Musulmán de que existe una lista de sospechosos de mantener relaciones "con el movimiento terrorista" y pidió a aquéllos que se ocupen ellos mismos de la disciplina interna en los lugares de culto, a fin de "evitar la mezcla entre islam e integrismo".

El imam expulsado anteriormente, Abdelkader Bouziane, padre de 16 hijos, había justificado los castigos físicos a las mujeres "infieles", la lapidación y la poligamia. Un tribunal desautorizó su expulsión del país cuando ésta ya había sido ejecutada y el imam ha emprendido, desde Argel, los trámites para intentar volver a Francia. Dos semanas antes, De Villepin había echado a otro imam, en este caso por incitación a la violencia.

Los gestos de dureza cuentan con el respaldo del jefe del Estado, Jacques Chirac. "Nadie puede imponer su ley a la ley", ha puntualizado a los pocos días de anunciar las modificaciones que sean precisas en un marco legal que ya confiere al Gobierno las más amplias facultades para expulsar del país a ciudadanos extranjeros en caso de perturbación "grave" del orden público, atentado a los intereses del Estado, relaciones con actividades terroristas o provocación a la discriminación, el odio o la violencia por motivos religiosos o por el origen de las personas.

Cementerio judío profanado

Ayer se descubrió la profanación de una veintena de tumbas en una necrópolis de la región de Alsacia, donde están enterrados tanto católicos como protestantes. Diversas lápidas aparecieron cubiertas con inscripciones nazis, pintadas en rojo, y se encontraron otras frases insultantes ("hijo de puta") en edificios y en un cartel de carretera de Niederhaslach, un pequeño pueblo a 40 kilómetros de Estrasburgo.

Este ataque se produjo 48 horas después de la profanación de 127 tumbas en un cementerio judío de la misma región. No hay datos que permitan relacionar a los autores de estos hechos entre sí, pero existe un denominador común: las esvásticas y otros símbolos nazis han aparecido tanto en las tumbas judías y católicas profanadas, como en uno de los lugares dedicados al culto musulmán, que fueron violentados en la zona de Estrasburgo hace una decena de días.

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