"El Depor no saldrá ante el Madrid como si se jugara la vida", admite Luque

Las circunstancias han colocado al Deportivo como juez involuntario de la Liga en un momento en que ya no tiene aspiraciones en el campeonato nacional y se enfrenta al mayor desafío de su historia, la posibilidad de lograr la Copa de Europa. El Depor recibe el sábado en Riazor al Madrid, un choque decisivo para el cuadro blanco, pero casi intrascendente en términos clasificatorios para el conjunto de Javier Irureta, que tres días después se juega ante el Oporto el pase a la final de la Liga de Campeones. La evidencia del estado de ánimo con que afrontarán los blanquiazules la visita del Madrid quedó ayer patente en las palabras de Albert Luque: "La afición debe entender que la primera opción que tenemos es el partido contra el Oporto. Aunque sabemos que un equipo como el Deportivo tiene que ir a ganar siempre, en este caso no vamos a salir como si nos jugáramos la vida, porque la vida nos la jugamos el martes".

Sin opciones ya de conquistar el título nacional, el único objetivo que le falta por cumplir al Depor en la Liga es asegurar la cuarta plaza que da derecho a disputar la Champions la próxima temporada. Salvo catástrofe, su ventaja sobre el quinto clasificado, el Athletic, parece inalcanzable: 11 puntos cuando sólo quedan en disputa 12.

En condiciones normales, el Depor se sentiría estimulado por la posibilidad de derrotar al Madrid y mantener la aureola de que Riazor es un feudo inexpugnable para el conjunto blanco, que no gana en A Coruña desde hace 12 años. Pero la proximidad de la cita europea con el Oporto, "el partido más importante de la historia del club", como lo definió ayer el centrocampista Víctor, ha convertido el choque con el Real Madrid, forzado a ganar en Riazor para no perder la estela del Valencia, casi en un trámite molesto.

Los deportivistas prometen que no saldrán "a pasearse" ante el Madrid, pero tampoco niegan la evidencia. "Estamos en disposición de lograr algo importantísimo en la Liga de Campeones", explicó Víctor, "y es normal que todo el mundo esté pensando más en esa oportunidad que en cualquier otra, aunque sea un partido contra el Real Madrid, con toda la repercusión y relevancia que tiene".

Altercados en las taquillas

El entusiasmo con que la ciudad espera la visita del Oporto se tradujo ayer en algunos altercados entre aficionados que trataban de hacerse con las últimas entradas para el partido del próximo martes. La policía fue llamada para que pusiesen orden entre las 3.000 personas que, desde el amanecer, se habían concentrado ante las taquillas del estadio para comprar las 700 localidades aún disponibles para el encuentro del martes y otras 300 para la visita del Madrid.

Los intentos de algunos aficionados de saltarse la cola provocaron fuertes discusiones y algún amago de pelea, que forzaron al club a requerir la presencia de las fuerzas de seguridad.