Rompiendo aguas

Lo último que debe uno permitir es perder la dignidad y para más INRI que te roben encima la libertad de expresión. Como me es imposible callar, primero por dignidad personal y segundo por la transparencia hacia los votantes y simpatizantes de IU, me siento en la obligación de romper aguas o mejor dicho opinar de lo que desde mi juicio está mal, por no decir peor. Todo cojea desde arriba y, lógicamente, se transmite a las bases, es decir a las asambleas locales. El tema que me ocupa y no estoy dispuesto a callar es la situación maltrecha en la que estamos inmersos los militantes de base de Izquierda Unida de Alcalá de Guadaíra por diversas razones. Entre ellas, una, la de mantener imposibilitados a los militantes de base de la celebración de una asamblea extraordinaria para elegir los órganos de dirección para la citada asamblea local, no permitiendo que puedan participar todos los afiliados, ocultando la realidad de la afiliación y con ello impidiendo se le dé cuerpo legal a la propia asamblea.

Por otro lado, el mantenimiento de una deuda a distintas entidades de la ciudad que privan con ello que ningún militante por vergüenza ajena se atreva a levantar la voz en nombre de IU, ya que, por lo expuesto anteriormente, ¿quién te puede escuchar? Como me cuesta callar esta realidad y no voy a permitir se me prive de dignidad como persona y de libertad de expresión, aunque ello me conlleve a ser castigado (expulsado), ya es hora de coger al toro por los cuernos, ocurra lo que ocurra. Reclamo a los órganos superiores, dicho consejo provincial, dé la cara de una vez y ponga las cosas claras, cumpliendo con sus obligaciones; primero liquidando la deuda con las entidades alcalareñas y segundo promoviendo la asamblea local respetando a todos los afiliados para que pueda constituirse el órgano de dirección local, cual es el consejo local.