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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Una fuerza de la naturaleza

Este mes de abril va a quedar marcado con los más negros crespones de la pena jonda. Cuando le llegó la hora a Juan Valderrama, los lamentos transitaron el país de cabo a rabo. Ahora los flamencos lloran de nuevo a otra grande del cante, Francisca Méndez Garrido, por mejor nombre Paquera.

Pertenecía a una familia de gran solera flamenca, la de los Méndez, aunque ninguno de sus miembros alcanzara su destacadísimo estatus profesional. Era cuchichí, es decir, hija de gitano y paya, aunque sus maneras más parecían calés que castellanas. Con una presencia física casi avasalladora, por su ímpetu, por su forma de imponer un carácter, por la autoridad con que se desenvolvía en los escenarios pasó joven a la categoría de personaje.

Muy joven llegó a Madrid para actuar en El Corral de la Morería. Enseguida la afición reparó en esta joven cuya ley de cante era el grito puro y duro. Obraron de manera fulminante su brío, su poderío, su capacidad para meterse al público en el bolsillo. Manolo Caracol no tardó en llevársela a Los Canasteros. La Paquera fue una institución en Jerez. Y como cantaora, una auténtica fuerza de la naturaleza. Salía al escenario, daba un grito para templarse y el público se quedaba casi sobrecogido, con los corazones en un puño. Y ya entregado, por supuesto, desarmado. Pero lo que son las cosas en este arte, después de muchos años de éxito arrollador se vio de pronto sumergida casi en el olvido.

En los últimos años resurgió esplendorosa como nunca. Carlos Saura tuvo el acierto de captar su rostro cantando en un primer plano espectacular para su película Flamenco, voló a Japón por primera vez, recibió homenajes, La Unión le dedicó su festival en el 2002, iba a recibir el pasado día 16 el galardón Compás del Cante y ya no dio tiempo...

No fue una cantaora larga. Sus palos eran, sobre todo, las bulerías y los fandangos, que lanzaba casi con agresividad hacia el público como si fueran bombas de mano. Fue llamada reina de la bulería, de cuyo cante decía que en su voz "es luz, como lo era el del Gloria". Un personaje, ciertamente.

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