"Siento que no puedo respirar"
Con más de 100 partidos y 10 goles en Inglaterra, el ex madridista Iván Campo aún sufre ataques de ansiedad, "pero no jugando"
"Estás sentado, solo, y empiezas a darle vueltas a la cabeza y sientes que no puedes respirar, que el aire pasa como un hilo por la garganta y que te ahogas". Iván Campo (San Sebastián, 1974) triunfa en la Liga inglesa jugando al fútbol. Pero no supera ni olvida sus trastornos nerviosos. Padece ataques de pánico. Una dolencia leve, pero "molesta", que afecta cada día a más personas, hasta el punto de que en España se consumen anualmente cerca de 35 millones de anseolíticos y tranquilizantes.
Campo es una estrella en el Bolton Wanderers. Incluso su peculiar imagen de párpados abultados y violáceos y abundantes rizos cubriéndole hasta las cejas es un reclamo para una afición que le considera uno de lo suyos, un tipo auténtico a quien les gusta imitar poniéndose unas estrafalarias pelucas que remedan su peinado. Pero es que sus problemas "no tienen nada que ver con el fútbol" aunque la espoleta que liberó sus demonios fue la enorme presión de pertenecer a la defensa del Madrid. Ahora vive solo en una casa unifamiliar de Bolton, una ciudad mediana del industrial noroeste inglés, muy cercana a Liverpool, y aún se aferra a los horarios españoles de las comidas: "A veces, me siento extraño. Pero hay que superarlo todo y disfrutar de lo que tienes".
Estrella del Bolton, las pelucas imitando sus rizos proliferan entre los aficionados
"Te comes la cabeza y tu solito te provocas el problema. Tienes que aprender a vivir con ello"
"Te comes la cabeza y eres tu solito el que te provocas el problema", explica con naturalidad el futbolista, uno de lo españoles que más encuentros ha disputado en la Premier
League, 64; con más de 100 en todas las competiciones inglesas, y el que más tantos, 10, ha anotado; "es una fobia, pero ahora no me aparece nunca en los partidos. Todo lo olvido cuando piso el césped". El donostiarra resume con sinceridad el cruel diagnóstico del trastorno: "No se pasa. Tienes que aprender a vivir con ello".
Campo parece que lo ha conseguido. Convive con sus miedos al tiempo que se ha convertido en una figura en su equipo. Extravertido y simpático, el club decidió en vísperas de la Copa Carling, que perdió ante el Middlesborough, sacar a la venta unas pelucas imitando su tocado. Se agotaron. "En Madrid, no; pero aquí les convence mi imagen. Las pelucas imitando mi pelo tuvieron mucho éxito. Ahora, cada vez que levanto la vista y miro hacia la grada, veo un montón de pelos rizados como el mío. Es la manera de los hinchas de darme las gracias por mi esfuerzo". Está orgulloso, pero sus palabras traslucen la amargura que le dejó su tormentoso paso por el Madrid. Allí comenzaron sus fobias. Incluso le llegaron a pedir que cambiara su aspecto físico, que se recortara el flequillo que oculta sus ojos con la excusa de que le dificultaba la vista y, por lo tanto, le perjudicaba en el juego. Suelta una risilla reivindicativa y resume: "No les gustaba".
El vasco dice que ya habla inglés, "quiera o no quiera", y que su adaptación al vestuario ha sido un éxito: "Incluso hago bromas con los compañeros. Les he enseñado a los ingleses algún taco que otro en castellano", confiesa. Sobre su estancia en la caseta del club blanco tampoco tiene quejas: "Allí también lo pasé bien y me llevaba estupendamente con todos los compañeros. La gente que habla de mal ambiente en el Madrid no tiene ni idea de lo que dice".
Las rutinas del jugador de fútbol profesional "son iguales en todas partes", según recita Campo, que sólo aprecia diferencias en los horarios. En Inglaterra se entrena más tarde, sobre la una y media. "Se practica a esas horas porque la gente come a las doce". Así, ya llegan comidos a los campos de entrenamiento. Pero Campo se niega. No puede: "Yo, a esas horas, sólo me puedo tomar un café. Para mí, eso es la hora del desayuno". En consecuencia, mientras sus compañeros al terminar el trabajo matinal se van a descansar, él se dispone a comer: "No puedo cambiar los horarios españoles".
Campo ya no juega de defensa. Ahora lo hace de medio centro. Es la referencia en el campo para sus compañeros y la mano derecha de su técnico, Sam Allardyce. "Hicimos unas prubas porque, con Okocha solo en el medio, no llegábamos arriba a base de toquecitos y funcionaron", razona. Un cambio a mejor: "Por mis características de querer estar en contacto con la pelota, me divierto mucho más". En su etapa madridista, su querencia a jugar la pelota en posiciones arriesgadas le empezó a granjear la animadversión de la grada. En Bolton no sólo se ha reconvertido en un centrocampista, sino que su técnico, Allardyce, le insiste para que se incorpore al ataque y pruebe el disparo desde lejos.
Sobre los permanentes debates respecto a la defensa del Madrid, uno de los causantes de sus males nerviosos a causa de la presión que sobre él ejerció el público del Bernabéu, el jugador resume: "En el Madrid, si pasa algo, se echa la culpa a los de atrás y ése no es el verdadero problema. Les falta equilibrio". El doctor Hernández, médico del Madrid, ya lo subrayó en su momento: "Si el estadio le sigue pitando, se acabará su etapa como jugador del Madrid porque no superará las crisis". Un análisis, el de Campo, que no excluye que fluya su admiración por el juego "de ataque" de los blancos: "Son los mejores del mundo de medio campo para arriba".
Ahora, a pesar de las esporádicas aunque recurrentes crisis, se toma la vida con más calma. Incluso, participando con moderación en la sacrosanta tradición británica del tercer tiempo: "En Inglaterra no está mal visto salir a tomar una caña después de los partidos. Es una tradición". El nivel de comprensión de los aficionados por las "debilidades" de los jugadores llega hasta el punto de que "tomando una cerveza en los bares del estadio, te encuentras con los aficionados y no te dicen nada. Al contrario, se toman algo contigo".
También reconoce que disfruta con la manera de vivir el fútbol del país que se inventó el deporte de dar patadas al balón: "Si te gusta el fútbol, te quedas alucinado con la forma de vivirlo que hay en Inglaterra. Es impresionante. Todo el mundo debería ver un partido en un campo inglés". Tanto como ver en directo al francés Henry, del Arsenal: "Está muchos cuerpos por encima de los demás".
Campo, con sus 64 encuentros disputados en la Liga, supera las cifras de jugadores como Ferrer, ex del Barcelona, que jugó 55 con el Chelsea, o el ahora espanyolista Jordi Cruyff, que totalizó 34 en sus cuatro temporadas en el Manchester United. En lo que va de campeonato, el ex madridista ha disputado 34 encuentros, 33 de ellos como titular.O sea, todos los que se llevan de la Liga. Pero como él mismo asegura: "Los nervios no tienen nada que ver con el fútbol".
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