Víctor Valdés se doctora en el Bernabéu

"Ha hecho unas paradas que parecían imposibles". Frank Rijkaard, técnico del Barcelona, no ocultó ayer su asombro ante la increíble actuación del guardameta Víctor Valdés, que salió licenciado del Bernabéu, transmitiendo de paso un mensaje inequívoco al Camp Nou. Parece que el Barça tiene portero para años.

Su magnífico papel asombró al banquillo azulgrana y desesperó al público madridista. Valdés debutó ayer en el Bernabéu -el año pasado fue suplente de Bonano- y ni le tembló el pulso ni mostró el más mínimo asomo de nervios. Quizá es una de sus principales virtudes, un carácter indomable. "El Bernabéu no le causará impresión. De eso estoy seguro", ya había vaticinado Juan Carlos Unzue, preparador de porteros del Barça, que se pasó toda la semana adiestrando al guardameta ante la previsible avalancha ofensiva de los galácticos.

Víctor Valdés debió frustrar a Zidane. Primero le sacó un balón a bocajarro -luego Puyol desviaría la pelota en esa misma jugada con la cara- y en la segunda parte abortó la carrera del francés cuando todo el estadio ya había visualizado el gol.

No sólo eso: metió la mano justo en el lugar para desviar un remate seco y potentísimo de Roberto Carlos y acabó amargando a Figo, que reclamó un gol fantasma y se estrelló una y otra vez contra él hasta ser expulsado.

"¿Si me he consagrado?" Yo no lo analizo como algo personal. Hemos podido remontar un resultado adverso y eso es lo que cuenta", dijo el portero, impasible cuando abandonaba el Bernabéu. Apenas tenía voz. No había dejado durante todo el partido de dar órdenes a su defensa. "Sí, es mi primer partido aquí pero prefiero fijarme sólo en que todo el equipo ha contribuido en esta victoria. Hemos tenido suerte con algunas ocasiones del Madrid. Me ha parecido que el balón que reclamaba Figo no había entrado pero tengo que ver las imágenes".

El seleccionador, Iñaki Sáez, estaba en la grada y no se le escapa a nadie, ni tampoco a Valdés, que su brillante actuación puede valerle para estar en la próxima Eurocopa. Pero ayer no quiso hablar de eso ni tampoco de las aspiraciones a ganar la Liga. El portero de la cantera, uno de los artífices de la gran racha del Barça, repitió la consigna del vestuario azulgrana. Tomarse cada domingo como una final. El resto se verá. "Lo que sí es verdad", reconoció, "es que Puyol me ha echado una mano".

Rijkaard no oculta su gusto por el calcio y ayer Valdés y Puyol fueron los héroes del Barça. Todo el mundo miraba a Ronaldinho que, en la última media hora, dijo quién es. Pero el portero, que hizo de tapado, entrenándose intensamente toda la semana, y Puyol, en la enfermería hasta el pasado viernes, salvaron al Barça de la tromba madridista.