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Reportaje:

El pulmón de la bahía

Unas treinta especies distintas de aves conviven en unas salinas de Cádiz abandonadas

La salina Tres Amigos-Río Arillo estuvo a punto de convertirse en un complejo comercial a finales de los años ochenta si no lo hubiera impedido la presión de los grupos ecologistas. En 1997, un equipo de investigación de la facultad de Ciencias del Mar empezó el proyecto europeo Life Nature de forma conjunta con países como Gran Bretaña o Francia. Pretendía ser una experiencia demostrativa de recuperación de un territorio.

El grupo formado por Alejandro Pérez Hurtado, Macarena Castro y Gonzalo Olías, junto a la Consejería de Medio Ambiente, ha convertido esta salina abandonada, perteneciente al Parque Natural de la Bahía de Cádiz, en un lugar lleno de vida. En ella conviven ahora incluso aves en peligro de extinción y ha sido declarada Zona de Especial Protección para las Aves y Área Ramsar, un convenio internacional que cataloga la importancia de los humedales. Allí se encuentran 30 de las 70 especies distintas que hay en este parque, como el charrancito, la avoceta o la cigüeñuela. En sólo un islote puede haber 200 nidos criando a la vez. En menos de 100 hectáreas, está el 20% de las especies que crían en todo el parque natural, que tiene 10.000 hectáreas. Uno de los grandes logros del grupo de investigación en esta zona fue en realidad muy sencillo de hacer. Se construyeron "cuatro compuertas y el canal perimetral para recuperar el régimen hídrico", explica Macarena Castro, bióloga y doctora en Ciencias del Mar.

El chorlitejo patinegro es una de las aves que hacen parada en la salina. Su caso es curioso porque son las hembras las que abandonan a las crías y es el macho el que se encarga de ellas. Viaja desde África hasta Suecia y se queda temporalmente en Cádiz. Ya se ha extinguido en Francia y Gran Bretaña, y está en serio peligro en Andalucía.

"Para el chorlitejo patinegro, este lugar es una especie de gasolinera donde viene a repostar para continuar su viaje", asegura Castro. "Eso repercute directamente en la cría de esta especie, así que la Bahía es responsable de su recuperación". En 10 años, la población de esta ave ha bajado un 30%, mientras que en la Bahía de Cádiz llega a haber 1.500 individuos durante el invierno y 350 parejas.

"Aquí se ve que es posible compatibilizar el uso público y la conservación", explica Francisco Bravo, director del Parque Natural de la Bahía y La Breña. Y es que miles de personas pasan cada año por esta salina, que se ha convertido en un pulmón de Cádiz.

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