"A los ministros, si acaso, les cambiaría las corbatas"
Nacida en el barrio hispalense de San Lorenzo y recriada en Triana, Teresa Torres marchó a Cádiz con 25 años para abrirse paso en el mundo de la moda. Desde el taller que comparte con su socio Javier Cosano, promueve actividades para luchar contra la esquizofrenia, mal que ha vivido de cerca en su familia. Recientemente, la firma Torres&Cosano organizó en Cádiz el desfile anual de trajes feriales a beneficio de esta causa.
Pregunta. ¿Sus trabajo es un modo de mantener el cordón umbilical con la tierra en que nació?
Respuesta. De alguna manera, sí. Percibo ese vínculo con mucha fuerza en determinadas creaciones.
P. ¿No se ha inventado ya todo en la moda ferial?
R. Pienso que la creatividad no tiene límites y todo va en función de la libertad del creador, de su capacidad de reacción a dictados y momentos concretos de la moda.
P. La frívola diversión de la Feria y el drama de los enfermos mentales, ¿cómo se conjugan?
R. El mundo ferial, como el del flamenco, necesita una estética, y nosotros trabajamos para ofrecérsela. Pero, al mismo tiempo, la propia experiencia personal hace que uno se acerque a algunas causas más que a otras. He vivido ese dolor muy de cerca, y comprometerme con él no es sólo un modo de recaudar fondos, sino una manera de vincular mi trabajo a las necesidades del tiempo y del mundo en que vivo.
P. ¿Cree que el mundo de la moda es solidario?
R. Como todo ámbito creativo, el mundo de la moda es especial, empeñado en distorsionar la realidad, de manera quizá un poco más loca que otros. Pero detrás del escaparate hay profesionales que tienen el mismo corazón que los de cualquier otro gremio.
P. ¿Qué puede hacerse para mejorar la situación de los enfermos?
R. Mi principal preocupación está en la marginación, que ellos perciben claramente y sufren por ello. Mentalizarnos de este hecho, que sean completamente aceptados por la sociedad, esa es mi lucha.
P. Cuando reconoce un traje suyo en el Real de la Feria, piensa...
R. Siempre lo veo más bonito fuera del taller, fuera del alcance de mis manos... y sin todas las preocupaciones que conlleva hacerlos.
P. ¿Los nuevos ministros tienen buena percha?
R. Creo que las ministras son guapísimas y bastante elegantes, dinámicas y con una estética que no veíamos desde hacía mucho en política. A los ministros, si acaso, les cambiaría las corbatas por otras más alegres, para sacarlos del gris y el azul.
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