Un gran Vicente mantiene al líder de pie
El Valencia remonta un 0-2 ante la Real gracias al orgullo herido de sus jugadores
El enorme partido de Vicente sirvió para que el Valencia siguiera siendo líder un día más. Cuando todo parecía decidido en Mestalla, cuando la Real desplegaba la alfombra a los pies del Madrid para que conquistara la Liga, Vicente dijo que no. Se opuso tan tenazmente que, junto al orgullo herido de sus compañeros, se resistió a morir en el último suspiro. Remontó el encuentro pese a que todo se le puso en contra. El marcador, los nervios desbaratados y una Real muy práctica y relajada que sabía cómo herir a su rival: marcando una defensa de hierro y pescando algún que otro contragolpe. No hizo más la Real, pero le bastó para poner Mestalla patas arriba, al borde del colapso. El público valencianista clamó contra el árbitro, al que culpó del empate final. Unas tablas logradas por Mista, en un derechazo que pegó en la parte baja del larguero. El balón entró, pero salió hacia el campo. Por si acaso, Baraja lo remachó de cabeza a gol. Precisamente Baraja, que había sido toda la tarde la diana de algunos aficionados descontentos con esa manía suya de querer jugar siempre el balón. Como si fuera un defecto. Claro que falló pases, pero no paró de intentarlo. El conjunto de Benítez sigue, pues, en pie y con mucho carácter para pelear la Liga con el Madrid hasta el final. Serán cinco jornadas apasionantes.
VALENCIA 2 - REAL SOCIEDAD 2
Valencia: Cañizares; Garrido (Sánchez, m. 65), Ayala, Marchena, Carboni; Rufete, Albelda, Baraja, Vicente; Mista y Angulo.
Real Sociedad: Alberto; Aitor, Kvarme, Shürrer, Potillon; Karpin, Xabi Alonso, Alkiza, Gabilondo (Aranzabal, m. 82); Nihat (Aramburu, m. 82); y De Paula.
Goles: 0-1. M. 64. Xabi Alonso roba un balón con el pecho y dispara desde fuera del área.
0-2. M. 69. Karpin, de penalti.
1-2. M. 66. Vicente, de disparo raso y cruzado desde dentro del área.
2-2. M. 90. Baraja marca de cabeza después de un disparo de Mista que dio en el larguero.
Árbitro: Teixeira Vitienes. Amonestó a Potillon, Ayala, Vicente, Alberto, Albelda y Carboni.
Unos 45.000 espectadores en Mestalla.
La raya. Eso que en el código de los futbolistas se conoce como marcar la raya es lo que hizo ayer el Valencia durante la primera media hora. Presionó de tal manera y con tanta precisión que la Real Sociedad apenas tuvo tiempo para respirar. Ayala y Albelda imprimieron un ritmo tan alto al abordaje que el cuadro de Denoueix apenas podía quitarse la pelota de encima. No salió de su área. Así que, a punto de terminar el primer periodo, el inédito Nihat corrió lanzado hasta su banquillo para intercambiar a grito pelado algunas opiniones con Zamora, el ayudante de Denoueix. Trataba de explicar el media punta turco por qué no había podido tocar el balón en tanto tiempo. Y algo salió de aquel fugaz encuentro, pues, un par de minutos después, llegó la gran ocasión realista. Entre una nube de defensores, De Paula metió un precioso pase en profundidad que dejó solo a Nihat ante Cañizares. Lo regateó, pero se escoró demasiado y disparó fuera.
Más que contra la Real, el Valencia luchó contra el viento, su peor enemigo anoche en Mestalla. Era el equipo de Benítez el que quería atacar sin desmayo y para ello necesitaba dominar el balón, lo cual era una tarea complejísima con ese viento de mil demonios. Tal vez por eso Baraja falló más pases de lo habitual y oyó cómo la grada refunfuñaba en su contra. El viento convertía un pase en un misil incontrolado. Baraja pasó un mal trago puesto que sabía que el público afilaba el silbido cada vez que recibía. No así Vicente, que puede con todo. El extremo superó con su regate una y mil veces a sus adversarios, y buscó a otro zurdo en estado de gracia, Mista, siempre abriendo espacios para sus compañeros.
La Real comenzó la segunda parte con más espacios para salir de la madriguera, al tiempo que al Valencia parecían agotársele las fuerzas. Y las ideas. Cargó demasiado su juego por la izquierda y fue perdiendo poco a poco la fluidez en el manejo del cuero. Lo percibió Mestalla, que se puso a animarle incondicionalmente. Sin éxito. A la primera que tuvo Xabi Alonso rompió la baraja. Enseñó su gran clase. Robó con el pecho un saque de banda que Carboni le enviaba a Baraja, dejó caer la pelota y envió un disparo espléndido que cruzó toda el área hasta colarse por la escuadra. El Valencia se descompuso unos minutos. Lo que aprovechó la Real para abrir una zanja. Un polémico penalti de Ayala a De Paula lo marcó Karpin, raso y muy ajustado al palo. Fueron dos sopapos como para tumbar a cualquiera, pero no a Vicente, que levantó a su equipo con un gol muy seguido, su undécimo tanto en la Liga. Fueron unos minutos angustiosos para el cuadro de Benítez, que llegó sin apenas energía cuando más la necesitaba. Más bien la justa para empatar. Una entrada frustrada de Sánchez al área con el balón en los pies, el cuero que le cayó a Mista, éste que lanzó un derechazo al larguero y, entre la duda de si había entrado o no, la disipó Baraja cabeceando picado a gol. El premio a la constancia, a la entrega, al orgullo herido de un equipo que se resiste a entregar la cuchara.
![Mista se lamenta tras pitar el árbitro el final del partido.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/BVPTA4ADDBZBT6BQBGJGKFXD6Y.jpg?auth=f7116d1a8fded4fdd752d65edc2c050147a01b8cde0387db6a5fa5d6788b54cc&width=414)
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