Ejercicio de fe del Valencia

Un exaltado ejercicio de fe, como corresponde a su estilo, mantiene al Valencia al frente de la clasificación. Empató a última hora con la Real (2-2) en un partido sin tregua, aunque de fea factura. Apenas nada sucedió durante la primera hora. El líder atacó con terquedad y sin ideas. La Real se defendió y no jugó. Pero un espectacular remate de Alonso cambió el signo del encuentro, que cobró máximo voltaje. Ayudó al jaleo el penalti de Ayala sobre De Paula. Lo decretó el árbitro, pero no fue penalti. Mestalla entró en combustión. En medio de la indignación de los aficionados, marcó Karpin. La reacción del Valencia tuvo un aire fanático. Con una determinación que superaba todas las limitaciones de su juego, alcanzó el empate con tantos de Vicente y Mista. Fue un equipo decidido a superar todos los obstáculos, y no le faltaron durante el encuentro. Eso habla de la principal cualidad del Valencia: su inmensa capacidad competitiva.

Su ventaja es mínima frente al Madrid, cuya victoria en el Manzanares también se debió al carácter de sus jugadores en una noche muy comprometida. El Madrid no es líder, afronta un calendario complicado y parece fatigado, pero está mucho mejor que la semana pasada. Le vienen ahora el Barça y el Depor. Probablemente es una buena noticia para un equipo que daba síntomas de desánimo después de los fracasos en la Copa y en Champions. Es evidente que el Madrid se siente más cómodo, más enchufado, frente a los equipos más exigentes. Por muchas razones, el Barça y el Depor lo son.

La jornada dictó la primera sentencia: desciende el Murcia. Durante toda la temporada ha estado fuera del campeonato, ha pasado de puntillas por la Primera. Otros se resisten al drama: el Espanyol, que venció en Pamplona, y el Celta, que se impuso en Albacete.