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Reportaje:

Riesgo a conveniencia

La mejora de las bolsas en el último año dispara las emisiones de bonos convertibles en acciones

Gozan de una peculiaridad muy útil en lo tiempos de incertidumbre: son renta fija (bonos) pero pueden convertirse o canjearse por acciones y aprovechar la recuperación de las Bolsas. Después de ser despreciados en la pasada crisis bursátil, resurgen como un instrumento eficaz para la financiación de las empresas y para que los inversores gradúen el riesgo, asimilados con los productos garantizados.

Los convertibles no distan mucho de un producto garantizado: dan una rentabilidad fija y la opción de comprar acciones a un precio previsto

Ni Bolsa, ni bonos y las dos cosas a un tiempo. Esta adivinanza se resuelve en los bonos convertibles, que han vuelto a cobrar un gran protagonismo en los mercados después de que las Bolsas salieran el pasado ejercicio de su sueño bajista. Los convertibles viven parte de su vida como bonos y, por tanto, ofrecen una rentabilidad fija a los inversores, y llegada una fecha, pasan a convertirse o a canjearse por acciones. Son convertibles cuando el inversor recibe por esos bonos acciones nuevas y se llaman canjeables cuando se obtienen acciones ya en circulación, provenientes normalmente de la autocartera de las compañías.

Su existencia está muy ligada a la marcha de la bolsa. No tienen sentido cuando la expectativa del mercado es que el precio de las acciones baje, ya que cualquier cálculo que se establezca sobre una conversión de los bonos en acciones no parece interesante. Por tanto, resurgen en épocas en que los inversores piensan que pue resultar atractivo comprar bonos y asegurarse ahora un precio de adquisición para un futuro en el que se espera que el precio de la acción esté por encima, respecto al momento de la emisión.

Para las empresas son otra vía alternativa a la financiación tradicional por ampliaciones de capital o por bonos. Consiguen atraer a los inversores con un coste promediado entre lo que supondría emitir sólo bonos o acciones. Aquí influyen, lógicamente, cuál sea el nivel de los tipos de interés (casos de emitir bonos) o el precio de las acciones en Bolsa (cuando se realizan ampliaciones de capital). Además, recientemente se han utilizado para sacar partido a la autocartera (acciones propias de la sociedad) o para sacar financiación de participaciones que se tienen en otras empresas.

Los expertos consultados equiparan estos bonos convertibles con los fondos mixtos de renta fija y también con productos garantizados. Una manera de asumir el riesgo a conveniencia del inversor, ya que en principio cuenta con unos bonos y puede no dar ese salto al mayor riesgo de las acciones. Además, como ofrecen una rentabilidad fija, sabe de antemano la ganancia que obtendrá durante la vida del bono. Un productos, pues, que permite dar marcha atrás y cambiar de opinión e acuerdo a cómo evolucione la bolsa en el futuro.

Los datos son muy concluyentes. En el pasado año, se emitieron en el mundo bonos convertibles en acciones por valor de 21.100 millones de dólares, más del doble de los emitidos en el todavía bajista 2002. Ya en el mercado español, este año, la sociedad Telepizza ha lanzado este tipo de bonos por importe de 62,6 millones de euros, pero al final de 2002, Prisa y la mexicana Pemex abrieron el camino para este producto híbrido. Iberia y Bankinter también han convertido bonos en acciones a lo largo de este año, aunque en cuantías reducidas, según datos facilitados por la Bolsa de Madrid.

Ahora bien, estos convertibles, de larga tradición en el mercado español, ofrecen numerosas modalidades que es necesario conocer. Es decir, no todos los convertibles son iguales. Por ejemplo, para la emisión de Telepizza no se prevé en ningún caso que la sociedad recompre los bonos por el precio que salieron, sino que los inversores estarán obligados a quedarse con acciones de la compañía. Además, se establece un precio fijo de 1,35 euros por acción para cuando se conviertan los bonos, periodo que se inicia en febrero de 2007. Mientras tanto, estos bonos ofrecerán al inversor una rentabilidad del tipo euribor a 6 meses con un diferencial de 0,75 puntos.

Con este ejemplo, si la acción de Telepizza en febrero de 2007 superase estos 1,35 euros -el pasado jueves cerró a 1,58 euros- el inversor ganaría esa diferencia, además de haber cobrado ese interés variable del euribor a 6 meses más 0,75 puntos.

Muchas modalidades

Aunque en este caso, existe una obligación de convertir los bonos en acciones, lo normal es que en el momento de la conversión se dé al ahorrador la opción de que le devuelvan el dinero de los bonos si no desea tener acciones.

Una modalidad bien distinta es la utilizada por la petrolera mexicana Pemex con la emisión de convertibles sobre el 4,8% del capital que posee en Repsol YPF. Una forma de deshacerse ventajosamente de sus titulos ya que estableció una prima de entre el 30 y el 35% sobre el precio de las acciones de Repsol. Los bonos ofrecerán un interés anual de entre el 4% y el 4,5% y se establece su conversión en 2011.

En el caso de Prisa, se trata de bonos canjeables por títulos de la autocartera de la sociedad. En definitiva una forma de financiarse que además de la rentabilidad por el bono ofrece una ganancia adicional si los títulos cotizan al alza en la Bolsa.

Pedro Martínez, responsable de Gesbankinter, sociedad que este año ha sacado un fondo de inversión que invierte exclusivamente en bonos convertibles, explica el interés de este producto para el inversor. "Se trata de una inversión con menos riesgo que la compra directa de acciones. Eso sí, el bono tiene sus riesgos de tipo de interés y de crédito, pero que en todo caso son inferiores a la compra en Bolsa. Por ejemplo, en el caso de nuestro fondo de convertibles, sería equiparable a invertir en un fondo de renta fija mixta con una composición del 80% en renta fija (bonos) y el 20% en acciones". Y añade: "Los convertibles que se han lanzado recientemente funcionan como un bono normal al que se añade una opción call (ofrece la posiblidad que no la obligación de comprar una acción a un precio determinado en una fecha ya fijada). Son un instrumento muy utilizado por grandes inversores para vender participaciones en otras compañía s de forma ventajosa", explica el experto de Gesbankinter.

Por su parte, Arlo Carrió, gestor de renta fija de Sabadell Banca Privada, explica que los convertibles tienen ventajas tanto para las empresas que los emiten como para los inversores. Así, los ahorradores encuentran un producto muy similar al garantizado, percibiendo además una rentabilidad fija o variable. "La empresa que los emite deberá valorar si le interesa emitir sólo bonos o hacer una ampliación de capital, pero los convertibles pueden ser una solución económicamente barata en un momento de expectativa de subida de las acciones. También resultarán atractivos para el inversor si existe esta percepción de subida", explica Carrió.

Alimento de la gestión activa

Dependiendo de las opciones de conversión que se den en la emisión de este tipo de bonos, es olbigado seguir su marcha para apostar por el momento más oportuno para que estos títulos den el salto desde la renta fija a la variable. Exigen, en este caso, una gestión activo y estar pendientes de los distintos plazos de conversión.

Además, dependiendo de cómo vaya la bolsa se pueden lograr ganancias muy elevadas si el inversor se ha asegurado un precio de compra muy inferior al que ha alcanzado la acción, transcurrido el periodo de vida de la emisión. Estas características les han hecho un tipo de activo muy apetecido por los fondos de gestión alternativa, conocidos en su terminología inglesa como hedge funds.

Aprovechar, ya sea al final como durante la vida del bono de la diferencia entre el precio del bono convertible y del activo al que éste da derecho a comprar en el futuro resulta muy estimulante para los gestores de estos fondos. Por ello, tal y como explica el experto de Sabadell Banca Privada, el auge experimentado por los bonos convertibles durante 2003 tendrían su explicación en la fuerte demanda que existe por parte de los gestores de estos fondos que los siguen milimétricamente para obtener una ganancia.

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