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EL ENREDO
Columna
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Extraterrestres

En mi colegio dibujábamos a los extraterrestres como tíos de tres metros o más. Después se aprende, a través del cine norteamericano, que los extraterrestres son bajitos. ¡Caracoles! Para cada cual, lo extraño es lo desconocido. En Georgetown hasta les parecerá exótico tener de profesor a José María Aznar.

-Queridos alumnos: ¿se puede cabrear a un país entero? Sí. Sobre eso versará mi primera lección. Al que no le guste, puerta. Usted, fuera de clase. Segunda lección: traidores. Usted, fuera de clase también.

José Luis Rodríguez Zapatero quiere volver a meter en clase a todos, a los que se han ido por su cuenta y a los expulsados por Aznar: pancarteros, comunistas, separatistas, etcétera. Como se decía antes de los locos: con Aznar ya había más fuera que dentro.

-¿Y a ti qué te pasa, Piqué? -da una larga chupada al puro Mariano Rajoy.

-Que qué hacemos en Cataluña, Mariano.

-Pues recuperarnos, criatura. No es difícil, teniendo en cuenta que peor no nos puede ir.

Zapatero quiere volver a meter en clase a todos, a los que se han ido por su cuenta y a los expulsados por Aznar

-Ya, pero me refiero a la estrategia.

-¡Madre de Dios! Los ex comunistas os preocupáis por unas cosas... La estrategia que tú quieras, hombre. Arenas está en Andalucía y Aznar en Chortáun. ¿Qué más quieres?

-Es que estamos aislados.

-Cómprate un perro, que hacen mucha compañía.

-Ven a Barcelona a dar un mitin, Mariano.

-Que no, que allí nos tratan muy mal.

-¡Por eso, Mariano, por eso!

Rajoy sabe que la clave de su recuperación está en Cataluña, donde la fuerza política mayoritaria, muy mayoritaria, es el AntiPP. Todas las encuestas lo venían señalando a medida que avanzaba la segunda legislatura de ese gran gran gran líder político que ha sido Ánsar, el Vertebrador.

-¿Y qué quieres que haga yo en Barcelona, Piqué?

-Que nos moderemos, Mariano. Los catalanes, en cuanto dejan de insultarnos, somos muy agradecidos. Ya verás.

-Nos han llamado asesinos por la calle.

-Nosotros lo llamamos antes, y añadimos borrachos, y no por la calle, sino en la tele.

-No sé, no sé. A ver si ahora perdemos votos por timoratos. Además, estoy preocupado: en siete días viene el Barça al Bernabéu, y Ronaldo es duda.

Otra idea que se me ocurre es que el nuevo ministro ZP encargado de dar doctrina sobre la unidad de España no sea el de la policía ni el de defensa. Así, como quien no quiere la cosa, se daría a entender que los nacionalismos y la unidad de España no son una cuestión policial ni militar, sino política y de convivencia. Y si, además, los políticos catalanes relegaran a un tercer o cuarto plano las discusiones sobre toros y hockey, sería fantástico. Distaríamos mucho aún de ser extraterrestres, pero poco a poco dejaríamos de dibujarnos unos a otros como tíos de tres metros o más.

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