Charly García cree que "ahora la transgresión es un cliché"

Alto, desgarbado y con medio bigote blanco y el resto negro. Charly García (Buenos Aires, 1951) viste de blanco de la cabeza a los pies y completa su atuendo con unas repintadas uñas de esmalte rojo. El padre del rock argentino, premio Latino de Honor de la Academia de la Música de este año, considera que no son buenos tiempos para la creación y que "la transgresión es ya un cliché".

No puede creer que Rock and roll yo, que sale a la venta la próxima semana, sea el tercer disco suyo que se edita en España. "¿Nada más?", pregunta sorprendido el más incontrolable de los rockeros y compositor prolífico durante más de treinta años. El título del álbum responde a su manera de entender el rock y "habla fundamentalmente de lo irreconciliable, tanto por lo que pasa a escala mundial entre el Corán y la Biblia como por lo que sucede en el terreno personal entre hombres y mujeres".

Ahora que puede hacer balance de su carrera, García reconoce que tuvo la suerte de nacer en un momento en el que el mundo estaba en pleno cambio. "Iba para concertista, pero los Beatles me sacaron de la música clásica y me convertí en un compositor; con ellos entramos en una época en la que la gente se preocupaba por el arte, el humanismo o el idealismo, valores que ya suenan como antediluvianos. El mundo ahora es un lugar mucho más frío y el rock se ha convertido en un producto comercial. Creo que lo aparente no nos deja ver lo importante". Su Premio Latino de Honor es, dice, un galardón a la perseverancia "por no tener un plan B". "Antes, si uno abría la boca, tenía que decir algo, y ahora se hacen conjuntos por televisión".

En Argentina los rockeros son líderes de opinión. Eso justifica que, junto con Ernesto Sábato, García pase por ser uno de los personajes más influyentes de su país. Él lo explica así: "El rock continuó con una tradición cultural que había nacido con el tango, y la mezcla funcionó hasta el extremo de crearse un lugar en la cabeza de la gente donde cabemos Sábato y yo".

La fuerza y la energía que transmite en vivo ha hecho que algunos le comparen con Maradona por su capacidad para llenar estadios. "Nunca he entendido a los artistas que, una vez que consiguen llegar, sólo tocan para hacer un show. Yo no puedo vivir sin ello". Su fama como músico es tan fuerte como su sonada vida privada. "No sé si soy una víctima o un profesional del escándalo, pero hace falta clase para tirarse de un noveno piso a una piscina", dice, recordando una de sus hazañas más sonadas. "Lo que me gusta es componer y lo demás son explosiones que tienen que ver con eso, aunque uno pueda ser creativo también en lo del escándalo".