Las marroquíes son las inmigrantes que más rechazo y agresiones xenófobas sufren
Tres de cada cuatro extranjeros que se asientan en Málaga son mujeres
Las miran cuando caminan por la calle, sobre todo si llevan pañuelo, y tienen que aguantar más de un insulto. Las mujeres inmigrantes, sobre todo marroquíes, vienen como avanzadilla a Málaga. Consiguen trabajo, ahorran y reagrupan a la familia. Casi el 90% de las inmigrantes de la provincia trabaja en el servicio doméstico, aunque comienzan a formarse para trabajos cualificados. Hacen poca vida social, utilizan el tiempo libre para descansar o para la familia. En los últimos tres años ha crecido la afluencia de mujeres suramericanas, de Europa del Este y Suráfrica.
Cada vez es mayor el número de mujeres que deciden afrontar en solitario el riesgo de pagar, hasta con su propia vida, un cambio de país. Vienen solas y, en ocasiones, asumen el riesgo de un embarazo bajo la falsa creencia de la efectividad de los niños ancla. "Creen que tener un hijo en España les va a proporcionar los deseados papeles", aseguró ayer Trinidad Lambea, la coordinadora del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) en Málaga, en el seminario Mujer e Inmigración organizado por la asociación de mujeres Mitad del Cielo. "Las mafias, además de cobrarle el traslado hasta Mauritania, Marruecos u otros países desde los que dar el salto a Europa les hacen pagar durante el trayecto con violaciones, abusos, malos tratos, hambre y amenazas a su familia".
En la provincia viven cerca de 600.000 inmigrantes, según datos del Centro de Atención para Mujeres Inmigrantes La Mitad del Cielo. De ellos, un 70% aproximadamente son mujeres. La mayoría, un 89%, trabajan en el servicio doméstico, cuidan de ancianos o niños. "La oferta se concentra en Málaga capital, poblaciones costeras como Marbella y Estepona, y pueblos interiores", explicó Luis López, trabajador de la asociación. "El envejecimiento de la población ha hecho que gente de la tercera edad que se encuentra sola contrate una interna para que le cuide", añadió.
"Engañadas"
Hay grupos reducidos que trabajan en invernaderos o recogiendo fresa, o que consiguen crear un pequeño negocio en el que hacen comida o venden dulces u objetos de su país. Un 10% ejerce la prostitución. "La mayoría de las veces engañadas", explicó Lambea, "vienen buscando un mundo mejor que les ofreciera posibilidades a sus hijos y se encuentran con la cruda realidad de unas mafias que las trasladan de un lugar a otro para que no tengan arraigo afectivo".
La mujer inmigrante se adapta perfectamente a las condiciones de trabajo y sociales en las que vive, pero empiezan a existir ciertos grados de frustración y retraimiento cuando traen al marido, que todavía no concibe el nuevo rol de una mujer moderna y trabajadora. Por proximidad geográfica, las mujeres marroquíes han sido mayoría en la provincia, pero en los últimos tres años la asociación La Mitad del Cielo ha notado un incremento de mujeres ecuatorianas, argentinas, paraguayas, y de países del Europa del Este.
Sus principales problemas están relacionados con la consecución de un trabajo, vivienda, y documentación. "Cuando se enteran de que el inquilino es inmigrante muchos arrendadores de pisos exigen una serie de documentación y avales muy difíciles de cumplir", denunció Luis López. Subrayó la imposibilidad de alquilar una vivienda en el centro de la ciudad, pues la política urbanística del Ayuntamiento ha favorecido la construcción de "apartamentos de lujo", y ha desplazado a los inmigrantes a "barrios conflictivos en los que se están creando guetos".
Juan Manuel Domínguez, profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad de Málaga y uno de los investigadores que ha participado en un estudio sobre la mujer inmigrante en Málaga elaborado con datos de mujeres inmigrantes de cinco organizaciones, destacó que las inmigrantes tienen poco tiempo para integrarse a en la sociedad, debido a las horas que trabajan, y que entre sus problemas de salud destacan los dolores musculares y los sentimientos depresivos. Según Domínguez, la mayoría percibe "un rechazo" en la conducta de los malagueños, sobre todo las mujeres marroquíes. "Son las que más agresiones reciben, la mayoría nota que se las quedan mirando sobre todo cuando llevan pañuelo, e incluso las insultan", contó en una charla.
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