FairCopy incentiva el intercambio de contenidos con pagos a los usuarios
Los negocios digitales agudizan la imaginación en busca de la complicidad de los usuarios. Con este idea surge el sitio español FairCopy, que pretende que sean los mismos usuarios quienes distribuyan los contenidos que han comprado, desde música y libros digitales a fotografías y películas. Usted compra un disco en FairCopy, le pasa una copia protegida a un amigo, y si éste decide comprarla para poder escucharla usted se embolsa el 20% del precio.
Se trata de una vía alternativa a los negocios que las casas de discos tradicionales secundan en Internet, con sistemas de protección muy restrictivos que sólo permiten grabar un número limitado de veces, escuchar en dos o tres dispositivos diferentes la música, etcétera.
Los contenidos de FairCopy se venden protegidos, pero una vez hecho el pago se accede a ellos sin ninguna protección, el público puede hacer con ellos lo que le venga en gana, enviarlos por e-mail, colocarlos en una red P2P, colgarlos de un sitio web, etcétera. Puede regalar copias desprotegidas a sus amigos y entonces ni usted ni el autor recibirán compensación, o puede distribuirlos protegidos, de forma que quien quiera acceder a ellos deberá pagar, con tarjeta de crédito, y descargar un programa para acceder a los contenidos.
El 70% para el autor
El 10% del precio de las obras se queda en las arcas de FairCopy, el 20% va para quien le ha pasado la obra y el 70% se queda en los bolsillos del autor que ha registrado la obra. En el caso de que sea el autor quien vende directamente, fija el precio libremente y el sitio se queda sólo con el 10%.
"Mi razonamiento es que si compartes la obra desprotegida no ganas nada, y además estafas al artista", explica Xavier Grebol, de 32 años, creador del sitio que acaba de lanzar hace poca semanas. Hace un año que le rondaba la cabeza la idea, así que decidió dejar su trabajo unos meses atrás y dedicarse íntegramente a levantar el negocio. Trabajo le ha costado, dice, desarrollar un programa de encriptación, que usa el algoritmo triple D, para los contenidos y el programa para la desencriptación.
"Tiene que haber alguna forma de compatibilizar la descarga con la remuneración a los músicos porque, de lo contrario, no es sostenible", explica Grebol. De momento, un centenar de temas de una decena de grupos se distribuyen en FairCopy. Un autor no tiene más que registrarse en el sitio, enviar y encriptar sus canciones, libros, etcétera y puede comenzar a distribuirlos.
El modelo es similar al usado por Weed, un sitio estadounidense abierto hace unos meses que convierte a su clientela en distribuidores de música y les compensa con parte del precio (entre el 5% y el 20%) de las obras cuando alguien compra una copia que ellos proporcionan.
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