El cierre de Ensayo 100
Compro El PAÍS y ¡zas! la noticia por meses esperada. Y me cabreo mucho, porque leo una parrafada acerca del cierre de la sala de teatro donde trabajaba y, más allá de la verdad, intuyo que aparecer en el periódico es eso nada más: perecer en el periódico. ¿Por qué no habla la periodista de lo que significa la desaparición de una sala de teatro en una ciudad como Madrid? ¿Qué pasó con los puestos de trabajo que esa pequeña sala generó estos últimos cuatro años?
Si se piensa bien -y para los que no estáis enterados del panorama cultural de la capital de todos los españoles-, Madrid es una ciudad con un déficit de espacios escénicos como pocas dada su población y el volumen de creación escénica que hay a lo largo del año. Son tan sólo seis las salas alternativas de teatro que abrían hasta enero de 2004, con un aforo de 60 a 150 espectadores, menos una que cierra ahora y más sólo una de otra nueva asociación (Los Teatros Off) que tiene permiso de apertura y actividad en regla. Una realidad en quiebra y altamente alarmante.
No se trata ahora, como nunca se debió tratar, de discutir acerca de calidades artísticas y diferencias entre espacios comerciales y/o alternativos. Son discusiones que nacen en foros posibles, como el de los creadores musicales, donde el mercado es tan grande y tan amplio que hasta las disqueras indie pelean un lugar... Y sí, estos pequeños teatros no son más que teatros indies, donde, os puedo asegurar, mucha gente da tortas por entrar y una programación de un par de días, un fin de semana pongámosle, representa el entrar en un falso mercado madrileño que tampoco garantiza la supervivencia de ese proyecto teatral.
Aquí hablo de casi todo el conglomerado de artistas españoles, porque lamentablemente tampo
co hay un circuito amateur de locales de exhibición, así como tampoco hay un circuito de teatro comercial de pequeño formato ni, para terminar, de café-teatro en condiciones de sustentar un mercado que demanda espacios a grito pelado.
El cierre de Ensayo 100 Teatro de Madrid no es circunstancial ni gratuito, que se lo pregunten a sus trabajadores, ya que han recabado información de los dueños (del local y de la SL); que pregunten a los 120 amigos de la sala que solidariamente aportaban dinero mensual para mantener el proyecto; que le pregunten al señor Ruiz-Gallardón y a su séquito de progresistas de derechas que tardaron casi siete meses en tramitar el pago de las ayudas que el antiguo equipo del Ayuntamiento gestionó con pertinencia absoluta (que no se asombre ningún rojeras); que pregunten por el proyecto del señor Peris-Mencheta; que alguien -por favor- pregunte por los otros proyectos, estos sí artísticos, para reflotar el espacio abandonado por los creadores de la sala...
La sala emblemática cierra dejando en paro a su equipo de gestión y rompiendo ilusiones de más de una docena de creadores que sostenían el proyecto que suponía defender el único espacio artístico con identidad hispanoamericana en Madrid.
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