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Crónica:FÚTBOL 32ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Málaga impone lo práctico

El equipo de Juande Ramos aprovecha las lagunas del Atlético, que se queda sin el expulsado Torres

El Atlético llegaba a Málaga para intentar dar un paso más en su camino hacia la clasificación para la Copa de la UEFA de la temporada próxima. El Málaga también pero a diferencia de los rojiblancos, no se trata de una obligación, sino de un premio, una corona para el trabajo de todo un curso. Estudió el juego del contrario, sin complejos sobre la imagen que podría ofrecer y acertó. El Atlético no se atreve a eso y cayó ante la practicidad.

El Málaga que saltó al campo fue un poco de mentirijillas, pero basado en una táctica de las de verdad. Estaban Salva, Diego Alonso e Insúa. Se supone que con el remate, la entrega en la pelea de los iluminados y el toque capaz de sorprender. Lo mejor que dispone en su arsenal un equipo que se distingue por su trabajo callado y honesto y que está situado por delante de otros conjuntos que apuestan por convertir su día a día en una alocada sucesión de puñaladas y maledicencias.

MÁLAGA 3 - ATLÉTICO 1

Málaga: Calatayud; Gerardo (Duda, m. 86), Josemi (Fernando Sanz, m. 82), Litos, Valcarce; Edgar (Romero, m. 75), Miguel Ángel, Leko, Insúa; Salva y Diego Alonso.

Átlético: Aragoneses; Gaspar, García Calvo, Lequi, Santi; Aguilera (Novo, m. 68), De los Santos, Ibagaza (Jorge, m. 88), Nano (Musampa, m. 68); Paunovic y Torres.

Goles: 1-0. M. 31. Leko controla una dejada de Diego Alonso frente al área atlética, recorta a García Calvo y cruza pegado al palo.

2-0. M. 46. Diego Alonso remata a bocajarro un balón peinado por Edgar al saque de un córner.

2-1. M. 47. Nano remata un centro de Aguilera.

3-1. M. 49. Diego Alonso culmina con un disparo a la escuadra una gran jugada de Insúa.

Árbitro: González Vázquez. Amonestó a Litos, Gaspar, García Calvo, Miguel Ángel, Josemi, Gerardo, y mostro tarjeta roja directa a Torres, (m. 79), que previamente había ya había sido amonestado.

Unos 20.000 espectadores en La Rosaleda.

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Juande Ramos sabe muy bien lo que tiene entre manos y lo que puede dar y ayer buscó que su contrincante se desquiciara solito. Su alineación fue el principio de esa táctica.

Tan pronto como al tercer minuto del arranque, Diego Alonso remató de cabeza un espléndido centro desde la banda derecha malaguista de Edgar y un paradón de los de videoteca de Aragoneses evitó el tanto de los de casa. Juande Ramos quería un gol tempranero para aprovechar el presumible ataque de nervios de un equipo tan anímicamente complejo como el Atlético. No lo logró el delantero uruguayo, ni tampoco lo hizo Leko a saque de falta siete minutos después.

El Atlético de gran parte de la primera mitad del encuentro fue el Atlético que el entrenador malaguista quería ver. El arreón incial de los malaguistas despertó los fantasmas de un equipo que parece condenado a vivir a caballo entre la grandeza y el proletariado. Con la enésima alineación de circunstancias, obligada, el Atlético se encastilló momentáneamente en sus paranoias, sin tiempo para atender a sus cualidades.

El Málaga derrochó trabajo y la alineación aparentemente atacante de Juande Ramos demostró que era también eficaz en la contención. Al Atlético no le quedaba más remedio que tirar de su calidad, apelar a los hombres que son capaces de salirse de los sistemas propios y desbaratar los ajenos. En cuanto Ibagaza conectó un par de veces con sus compañeros, el Atlético creció. Pero ese sinvivir al que le somete ser dos equipos (o incluso puede que alguno más) en uno, le jugó a la contra. De timorato pasó a sobrado. Quizá esa actitud llevó a que Torres frivolizara con el futuro de su equipo y la felicidad de su afición e intentara hacerle un caño a un defensa malaguista que no le salió y envió así una clara ocasión al garete.

Ibagaza se inventó un espacio de nuevo y dejó a Torres solo ante Calatayud. El joven delantero lo hizo todo bien esta vez, pero el balón pegó en el palo. El Atlético parecía haber puesto el bozal a los malaguistas y hasta De los Santos logró culebrear casi hasta la puerta malaguista. Pero el Málaga entiende la lucha desde la astucia, prefiere la guerrila, la emboscada a la pelea en campo abierto. Y el Atlético cayó en la trampa, se perdió en sus propios problemas e ignoró el puñal escondido en la alineación malaguista. Insúa empezó a descolgarse desde su escondite de la banda izquierda del ataque malaguista, mientras que Diego Alonso y Salva se pegaban en todo lo pegable con los despistados defensas atléticos. Diego Alonso se ocupaba de bajar con la cabeza los pelotazos -de mejor o peor calidad- que le enviaban sus centrocampistas y uno de esos acabó en las botas de Leko, que recortó fácil a García Calvo y aprovechó la desidia de Gaspar a la hora de meter el pie para disparar cruzado donde Aragoneses no podía llegar.

Tras el gol, el Atlético logró mantener el tipo, no se desmoronó, aunque otro fallo defensivo, ya en el descuento de la primera mitad del encuentro hizo posible que Diego Alonso marcara otro gol para los de casa. Ibagaza hizo otra de las suyas, todavía en el tiempo añadido, y dejó la pelota a Aguilera que centró -bastante mal, por cierto- y Nano aprovechó otro fallo defensivo, esta vez de los malaguistas.

El acelerado final de la primera parte fue el preludio de una continuación loca y sin fútbol, que tan sólo benefició al equipo que eligió vivir agazapado. Diego Alonso acabó una gran jugada de Insúa, que dejó atrás a más de la mitad de la defensa y del centro del campo del Atlético, y aquí sí que se desquiciaron los visitantes. Manzano cambió a los ocupantes de las alas, pero no su dibujo. Ibagaza languideció y Torres fue más adolescente que un grano en la punta de la nariz. Se ganó primero una amarilla y después una roja directa que le impedirá jugar contra el Real Madrid. De nuevo dos personalidades, sin acertar a la hora de decidir por cuál se apuesta.

El Málaga jugó a modesto y a intentar ganar. El Atlético se cambió de traje muchas veces, quizá demsiadas para ser cuerdo o eficaz.

Fernando Torres muestra su enfado.
Fernando Torres muestra su enfado.EFE
Salva salta con Aragoneses en una jugada del partido.
Salva salta con Aragoneses en una jugada del partido.EFE

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