Extranjeros en Bolivia

Bolivia, país donde Casajuana estuvo trabajando como diplomático, es el escenario de esta novela compuesta por tres historias alternadas marcadas por la violencia desatada en el país a causa de los enfrentamientos entre el Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR) y los paramilitares. Sin embargo, la novela no trata de analizar la situación política sino que ésta, amén de proporcionar un marco realista sirve al autor para impregnar de aires de tragedia páginas en las que se cuentan cosas en apariencia más leves.

En las tres historias que se van alternando en riguroso orden comprobaremos el choque que se produce entre los oriundos del país y los extranjeros que vienen sólo por un tiempo en razón de su trabajo. La primera historia es la narración de una excursión que después sabremos que se da en el último día de carnaval, el domingo al que se refiere el título, que en la tradición indígena de los aimará tiene que ver con el diablo. La segunda historia concordará con la primera al concluir en el mismo domingo de carnaval. En ésta un diplomático español acoge en su piso a un militante del MIR que se ha salvado por suerte de una matanza, pero la presencia de la esposa del diplomático es la causa de una historia triangular que va volviéndose cada vez más cómica. En esta novela con tres patas, la tercera es una pata coja. Cuenta cómo un hotel se convierte bajo la dirección de dos individuos bastante pelmazos, procedentes de España, en un prostíbulo. Una prolongada tensión narrativa caracteriza, en cambio, a las otras dos historias. Y todo con un lenguaje minimalista, de una cortante sencillez. Lástima que la tercera historia interrumpa ese buen tono.