"Confío en lo que escribe un director más que en lo que piensa un crítico"

Javier Ocaña (Martos, 1971) todavía se maravilla cuando piensa que le pagan por ver películas y opinar sobre ellas. Este licenciado en Derecho, que cambió la toga por el séptimo arte, recuerda cómo a la salida del instituto acudía hasta Jaén porque en su pueblo sólo había cine algunos fines de semana. Durante estos días ha participado en la muestra de Cine Español Inédito de Jaén donde también habló de su último libro, La vida a través del cine, editado por Punto de Lectura y la revista Cinemanía.

Pregunta. ¿Cómo se convierte uno en crítico de cine?

Respuesta. Cuando terminé Derecho, me di cuenta de que lo mío era el periodismo y me marché a Madrid. Allí estudié y, por lo visto, despunté porque desde pequeño había visto mucho cine, sobre todo en televisión, cuando Pilar Miró dirigía TVE.

P. ¿Para saber de cine también hay que leer sobre cine?

R. Sobre todo hay que ver mucho cine. Leer está bien, pero me quedo con los textos de los directores y actores que cuentan sus propias experiencias. Confío en lo que escribe un director, más que en lo que piensa un crítico.

P. ¿Qué recoge en La vida a través del cine?

R. Es un relato cinematográfico y muy informativo que contempla un centenar de películas de todas las épocas cuyos argumentos se podrían corresponder a las diferentes etapas de la vida de un ser humano, desde el coito hasta la muerte.

P. ¿Es usted de los que va con libreta a los estrenos?

R. Eso es lo más pedante del mundo. Cuando veo a los compañeros en la sala con sus bolis con luz me ponen de los nervios. Además, te puedes perder el mejor plano de la película.

P. ¿Cómo ve el cine español?

R. Hay un grupo de directores entre los 25 y 35 años que hacen un cine muy diferente y de gran variedad. Pero también es verdad que la calidad media de las películas que se realizan debería ser superior. Del centenar que se realizan al año, cerca de la mitad son malas, sobre todo porque no se sabe a quiénes van dirigidas.

P. ¿Qué películas le desagradan?

R. Tengo pocos prejuicios, pero no me gustan las típicas películas de familia que quieren contentar por igual a un niño de 10 años, al joven radical de 25 y a la madre que prefiere ver una película de amor. Si gusta a todos, está claro que algo no funciona.

P. ¿Qué títulos recomienda?

R. Me quedo con el cine político que habla de las relaciones de poder entre el Estado y la sociedad. En este sentido destaco El Padrino II, de Coppola, y El apartamento, de B. Wilder, que habla de las relaciones de poder en el ámbito del trabajo.