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Nueva estrella en el socialismo francés

La ex ministra Ségolène Royal logra la victoria en el feudo del primer ministro

La ex ministra Ségolène Royal se acercó el domingo a la mayoría absoluta en el feudo del primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, convirtiéndose así en el símbolo del progreso de la izquierda en la primera vuelta de las elecciones regionales francesas. Con vistas a la segunda, dentro de seis días, la derecha se ha fijado el objetivo de arrebatar a los socialistas la región de París, como única manera de compensar el desastroso efecto provocado por la primera vuelta, en la que la izquierda quedó en cabeza en 17 de las 22 regiones metropolitanas.

Algunos de los desastres sufridos tienen difícil remedio. Por ejemplo, el escrutinio definitivo en Provenza-Costa Azul revela que la extrema derecha de Jean-Marie Le Pen sacó el 22,9%, sólo unas décimas menos que la lista conjunta de centro-derecha, lo cual ofrece al actual presidente socialista (35% en la primera vuelta) muchas posibilidades de continuar siéndolo. Sería inimaginable un pacto de la derecha con los ultras después de que el Ejecutivo ha impedido la candidatura de Le Pen en esa región, alegando un problema administrativo.

Para recoser los rotos, Raffarin se ha decidido a hacer campaña intensamente. Y el ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, ha llenado su agenda de mítines para sostener a compañeros en grave situación, tras liberarse de sus obligaciones como candidato al consejo cantonal del departamento de Hauts-de-Seine, donde se hizo elegir el domingo con el 79% de los votos y que le servirá de base de repliegue en caso de salida del Gobierno.

Por el contrario, Ségolène Royal le ha cortado la retirada al primer ministro, Jean-Pierre Raffarin. Este último presidió durante 14 años la región de Poitou-Charentes (con ciudades como Poitiers, Angulema o La Rochelle), donde Chirac fue a buscarle para convertirle en su primer ministro tras su aplastante victoria en las presidenciales de 2002. Sin embargo, la mujer que le sustituyó en la región, Elisabeth Morin, quedó el domingo a 13 puntos de la lista de izquierda, que obtuvo el 46,3% de los votos.

Ségolène Royal, 50 años, cuatro hijos, es la compañera de François Hollande, el actual primer secretario del Partido Socialista, a quien conoció en la Escuela Nacional de Administración (ENA). Hija de militar, entró en política a través del equipo de campaña de François Mitterrand a comienzos de los ochenta. Sonrisa fácil y fotogénica, con cierto aspecto de estudiante que no termina de serlo, desde 1988 sabe lo que son las campañas electorales porque ha sido elegida y reelegida diputada constantemente en uno de los distritos de la región que aspira a conquistar.

A diferencia de Hollande, que no tiene experiencia de gobierno (en esto se parece a José Luis Rodríguez Zapatero), Ségolène Royal ya ha sido ministra tres veces, sucesivamente de Medio Ambiente, Enseñanza Escolar y Familia. Su nombre va unido a las campañas contra la televisión populachera, la publicidad sexista o a favor de la implantación del permiso de paternidad, promulgado por el Gobierno de Lionel Jospin a finales de 2001, que autoriza dos semanas de vacaciones al padre durante los cuatro meses siguientes al nacimiento de un hijo, pagadas por la Seguridad Social al 100% hasta un determinado nivel de ingresos.

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La revelación de esta mujer como una de las personas con mayor tirón simboliza la ruda noche electoral vivida por los líderes de la derecha. Jacques Chirac se encuentra más solo que nunca. Su primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, no podrá sostenerse si la derecha no gana por lo menos la región de París. La maquinaria de la Unión por un Movimiento Popular (UMP) fracasa a las primeras de cambio y quema casi definitivamente a su actual presidente, Alain Juppé. Un hombre prestigioso al servicio de Chirac, como lo es el jefe de la diplomacia, Dominique de Villepin, tiene el hándicap de que nunca se ha presentado a elecciones. Y Sarkozy no es precisamente el delfín que más le gusta al presidente.

La ex ministra socialista Ségolène Royal, en París en 1995.
La ex ministra socialista Ségolène Royal, en París en 1995.REUTERS

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