El momento del alto el fuego

A la izquierda abertzale, tan capaz de crecerse en la adversidad, sólo le queda la posibilidad de constituir un nuevo partido con caras y gente nueva, para presentarse a los comicios autonómicos del próximo año. Pero cualquier iniciativa encaminada en esa dirección exige que ETA deje las armas. Muchos sectores nacionalistas coinciden en reconocer que es el momento y la oportunidad de la tregua. "Con Batasuna no se puede hacer nada mientras ETA no liquide la máquina de matar", reafirman en el PNV, pendientes como están de la postura que vayan a adoptar hoy lunes en el debate sobre el plan Ibarretxe que comienza en el Parlamento vasco. Los peneuvistas saben que las bases de Batasuna aprecian la propuesta del lehendakari y creen que no están los tiempos para que la izquierda abertzale siga actuando en clave maximalista, como es habitual en ETA con su práctica del todo o nada.

Son incesantes los rumores sobre la posibilidad de que la organización vasca declare una tregua indefinida en las fechas del Aberri Eguna (Día de la patria vasca), el domingo de Pascua. Otros sectores no descartan que ETA pruebe una tregua táctica, como lo hizo en 1996, al ser nombrado Jaime Mayor Oreja ministro del Interior, aunque estos movimientos de alto el fuego coyuntural ya carecen de toda credibilidad.

Los más diversos sectores del nacionalismo vasco coinciden en señalar que la lógica política establece que éste es el momento de que ETA declare una tregua indefinida que permita recomponerse a Batasuna, en riesgo de desaparecer.

Un alto el fuego destinado a pactar su reconversión en partido político dada la inminente desaparición de Batasuna. Pero, los más escépticos, entre ellos destacados expertos antiterroristas, creen que ETA no dará este paso en situación de tan extrema debilidad como se encuentra, lo que no hace albergar muchas esperanzas.