Piqué abre la puerta a la incorporación del PP a la ponencia que reformará el Estatut

El presidente del Partido Popular de Cataluña, Josep Piqué, abrió ayer la puerta a la incorporación de su partido a la comisión parlamentaria creada para reformar el Estatut. "Si se busca el consenso y se respetan las reglas del juego, participaremos", afirmó ayer el ex ministro, quien ya ha hecho llegar su predisposición a Joan Saura, número tres del Ejecutivo catalán. Todos los demás partidos recibieron con recelo el gesto de Piqué, pero el Gobierno catalán lo consideró muy positivo: ayer mismo, Saura tendió la mano al PP y prometió buscar el máximo consenso.

La comisión parlamentaria para reformar el Estatut se constituyó el mes pasado, pero el PP se autoexcluyó del proceso al considerar inadecuado el momento elegido, a las puertas de una campaña electoral. Pese a ello, existía un acuerdo tácito entre el Gobierno de Pasqual Maragall y la cúpula del PP catalán para encauzar la situación tras los comicios.

Ayer, sólo cuatro días después de las elecciones, el PP ya mostró su predisposición a integrarse a la ponencia. "Esta semana recibí una llamada de Joan Saura, que dijo que teníamos la puerta abierta a la comisión, que se buscaría el consenso y que se respetarían las reglas del juego", explicó Piqué tras la reunión del grupo parlamentario. "Agradezco la llamada y si es así, participaremos", añadió el dirigente conservador, quien pidió, no obstante, una "declaración pública" del Gobierno catalán insistiendo en las ideas que le transmitió privadamente Joan Saura.

Esta declaración pública llegó ayer mismo. Saura dejó claro que el proceso seguirá todos los cauces legales y reiteró la voluntad de consenso, no únicamente en el Parlament, sino también en el Congreso, donde en última instancia se aprobarían las reformas: "La voluntad del Gobierno catalán es que haya el máximo consenso posible de todas las formaciones políticas y que esto permita el consenso en las reformas constitucionales que deban aprobarse en el Congreso", subrayó.

"Estatuto de todos"

El Gobierno tripartito catalán está especialmente interesado en la participación del PP en la ponencia, con independencia de que este partido acabe votando o no a favor de las reformas, para subrayar que el proceso abierto en Cataluña nada tiene que ver con el Plan Ibarretxe. "Queremos que el Estatuto no sea el Estatuto del Gobierno, ni de los partidos políticos, sino de toda la sociedad" subrayó ayer Saura.

La eventual incorporación del Partido Popular a la comisión parlamentaria no será sin embargo inmediata. El calendario acordado por todos los grupos salvo el PP, prevé la comparecencia en la Cámara de cerca de 40 organizaciones representativas de la sociedad civil catalana y, por tanto, no está previsto que los grupos empiecen a debatir sobre las reformas concretas antes de mayo. "Cuando se empiecen a discutir de verdad las reformas concretas, el PP ya formará parte sin duda de la comisión", explicaron ayer varios miembros de la dirección regional del partido.Nadie en el PP catalán está entusiasmado por el proceso de reforma del Estatut. Pero ni siquiera en los momentos de máximo enfrentamiento entre los gobiernos de José María Aznar y Pasqual Maragall había nadie en la cúpula del partido que defendiera el boicot total al proceso.

Todos esperaban el 14-M para entrar en la ponencia reforzados por las urnas. El propio Piqué recordaba a menudo que la fuerza de cada partido debía medirse no sólo por sus resultados en las autonómicas, sino también en las generales y ponía siempre el ejemplo de 2000: ese año, el PP obtuvo en Cataluña 12 escaños al Congreso y Esquerra Republicana (ERC), sólo uno.

Pero el argumento ha periclitado. El domingo, el PP quedó reducido a seis escaños (sobre 47) y fue sobrepasado por ERC, que pasó a ocho. La relación entre los diputados catalanes partidarios de reformar el Estatut y los contrarios es ahora prácticamente idéntica en el Parlament y el Congreso: el 88,9% de la Cámara catalana aboga por la reforma del Estatut, una pretensión compartida por el 87,3% de los diputados catalanes elegidos el domingo.

A pesar de que el PP catalán ya contaba con incorporarse a la ponencia tras el 14-M, el revés electoral ha reforzado esta decisión. Piqué, que ayer insistió en que seguirá al frente del partido, quiere dar un nuevo impulso a su intento de situarse en la centralidad política en Cataluña. Negarse a participar siquiera en el debate parlamentario cuando incluso Alianza Popular (AP) participó en la ponencia estatutaria de 1978 podría atestar un golpe definitivo a la pretensión de normalizar el partido en Cataluña, según señalan varios miembros de la ejecutiva regional.

Críticas de los partidos

La buena predisposición mostrada ayer por Piqué fue muy bien acogida por el Gobierno catalán, pero todos los partidos la recibieron con frialdad, cuando no con abierta hostilidad. El reproche común es que Piqué quiera "imponer condiciones" para participar en la comisión.

El convergente Ramon Camp subrayó que Convergència i Unió (CiU) no aceptará una reforma "a la baja" como precio que pagar para la incorporación del PP, informa Efe. "No caeremos en aceptar una reforma que no valga la pena o de trámite", añadió Camp.

En esta misma línea, abundó el portavoz de Esquerra Republicana (ERC), Joan Ridao, quien tras abrir la puerta de la ponencia al PP advirtió que las "condiciones" de este partido pueden convertirlo "en un auténtico quintacolumnista que entorpezca la reforma desde dentro". El socialista Joan Ferran dijo que las "condiciones" de Piqué suponen un "desprecio" al Parlament: "Las reglas de juego ya están estipuladas y son una garantía en el funcionamiento de la Cámara". Jaume Bosch, de Iniciativa, invitó al PP a incorporarse a la comisión "sin exigencias previas".