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George Michael recupera el gusto por hacer música con su disco 'Patience'

"Cuando España salió a la calle a pedir la paz, renació en todos la esperanza", dice el músico

Diego A. Manrique

George Michael reaparece con Patience, su primer disco largo con canciones originales desde 1996. El título se refiere a la paciencia demostrada por sus colaboradores y, desde luego, por sus seguidores. Antes incluso de su arresto por "conducta indecente" en los lavabos de un parque californiano, incidente en el que reconoció "un deseo inconsciente de ser atrapado", en muchas de sus posturas públicas parecía querer competir con Prince o Michael Jackson en excentricidades y caprichos. El músico declaró ayer en Madrid: "Cuando España salió a la calle a pedir la paz, renació en todos la esperanza"

Todo es más sencillo y doloroso, explica ahora el cantante: "Tuve que asimilar la muerte de mi amante, Anselmo. Cuando conocí a mi actual novio, un chico tejano llamado Kenny, corrí a llamar a mi madre; ella me anunció que tenía un cáncer incurable. Las dos desgracias me llevaron a una depresión; fueron varios años creativamente estériles. Cuando me volvieron las ganas de vivir, en 2003, recuperé la capacidad para componer y brotaron las canciones de Patience, que tiene 14 cortes. Amazing, que felizmente está siendo un éxito, sólo es una de las facetas del disco".

Sus circunstancias vitales explican que Patience oscile entre reflexiones íntimas y comentarios deslenguados sobre el siglo XXI: "Las primeras canciones fueron las sociales, que pedían ritmos fuertes, grupales. Tienen sampleos de The Human League o Kool & The Gang, a modo de tributo a aquellos artistas y a tiempos más simples. Sólo después pude dedicarme a la introspección y me salieron las letras más personales de toda mi vida. Cada canción lleva una foto elegida con cuidado. En Round here, estoy con mis hermanas, en el maletero de un coche en Chipre: había mucho miedo a las insolaciones. Todos llevamos las mismas camisetas, posiblemente compradas a la vez en Marks & Spencer. Es una imagen de pobreza y felicidad".

Michael (Londres, 1963) entró de lleno en las polémicas previas a la invasión en Irak con la insolente Shoot the dog, donde invitaba a la esposa de Tony Blair a fumar un porro y ponerle los cuernos a su marido como protesta por su subordinación a George W. Bush, una denuncia aún más explícita en el vídeo que acompañaba a la canción. Michael fue crucificado en los medios anglosajones, pero defiende aquella provocación: "En las manifestaciones de Londres de aquellos días se veía más gente mayor que jóvenes. No sé si estaban con los videojuegos o bajándose canciones de Internet, pero sentí que la música estaba perdiendo su poder movilizador. La cultura juvenil ha pasado a ser una subcultura más del mercado, apolítica y carente de corazón".

A lo largo de la conversación, Michael vuelve a lo ocurrido en Madrid a partir de las bombas del pasado jueves 11: "Me horroricé al entender que eran la consecuencia, detestable pero previsible, de la participación en la guerra de Irak. Pero las movilizaciones posteriores me dejaron más esperanzado de lo que me había sentido en mucho tiempo. Cuando España salió a la calle a pedir la paz, renació en todos la esperanza. Vi, y confío en que sea algo universal, que el pueblo estaba pidiendo cuentas a sus gobernantes, que se abría una nueva etapa. Lloré y... espero que, en el terrible caso de que pase algo similar en Londres, los británicos reaccionemos con tanta humanidad y entereza".

George Michael emerge de la depresión con su nuevo disco.
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