Basta un error
Blancas: Bellini. Negras: Moiseyenko. Defensa Siciliana. Moscú, febrero de 2004.
1 e4, c5 2 Cf3, Cc6 3 Ab5, e6 4 0-0, Cge7 5 Te1, Cd4 6 C - d4, c - d4 7 c4, Cg6 8 d3, Ae7 (¿qué hace el alfil en b5? Es como un boxeador dando golpes en el aire) 9 Cd2, 0-0 10 Aa4, e5 11 Tb1, d6 12 b4, Rh8 13 Cf1, Ag5 (Moiseyenko cambia su alfil malo, el que circula por casillas del mismo color que los peones bloqueados negros, entorpecido por éstos) 14 Rh1, A - c1 15 T - c1 a5 16 b - a5 D - a5 17 Ab3 (el boxeador solitario se transforma así en una pieza decorativa, en forma de supositorio) 17... f5 18 e - f5, A - f5 19 Cg3, Cf4 20 Ce4? (diagrama) (Bellini comete el único error grave en toda la partida, que Moiseyenko va a castigar de manera implacable y bella. Había que retirarse a los cuarteles de invierno con 20 C - f5, T - f5 21 Tf1, y esperar acontecimientos) 20... D - e1+! 21 D - e1, C - d3 22 Dd2, C - c1 23 D - c1, A - e4 24 Dd2, h6 (ambos bandos crean una salida para su rey con el fin de evitar eventuales amenazas de mate en las filas primera y octava cuando la posición se abra) 25 h3, d3 26 De3, Tf4 27 c5, d - c5 28 D - c5, Ac6 (Bellini ha liberado por fin el supositorio, reconvirtiéndolo en alfil, pero es demasiado tarde: el peón de d3 requiere tanta vigilancia que decide la partida) 29 f3 (no cambiaba mucho 29 De3, Td4 30 D - e5, Tdd8, con ventaja decisiva) 29... d2 30 D - e5, Tb4 31 Dd6, T - b3! 32 D - d2 (si 32 a - b3, Ta1+, ganando) 32... Tba3, y Moiseyenko se rindió porque tras 32... Tba3 33 Df4, T - a2, no tendría sentido continuar la lucha: las piezas negras apoyarían el avance del peón b7 y atacarían simultáneamente a los puntos f3 y g2 sin riesgo alguno.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.