Un Betis debilitado por sus líos internos regala un punto a Osasuna
El Betis no se quiere. En el club de Heliópolis es muy difícil señalar dónde comienza o termina casi nada, pero lo que ya no se puede ocultar es que el equipo está roto. Víctor Fernández y su plantilla son como una pareja hastiada de la convivencia y que aprovecha hasta una simple mirada para insultarse y herirse.
Ayer, el equipo sevillano disponía de una espléndida oportunidad para acercarse a los puestos que dan derecho a jugar la Copa de la UEFA, pero parece que ni jugadores ni técnico se preocupan por el futuro. Simplemente, les sobraba el partido. El entrenador lo usó para dar mensajes de autoridad y la mayoría de los jugadores para escaquearse. Así, Osasuna, que tan sólo aplicó la cara militar del fútbol, pescó un punto.
BETIS 1 - OSASUNA 1
Betis: Prats; Varela, Lembo, Juanito, Luis Fernández; Ito (Capi, m. 84), Benjamín; Joaquín (Denilson, m. 53), Tote (Fernando, m. 62), Ismael y Alfonso.
Osasuna: Sanzol; Izquierdo, Chruchaga, Josetxo, Antonio López; Valdo (Muñoz, m. 62), Puñal, Pablo García, Moha; Webo (Bakayoko, m. 67) y Aloisi (Palacios, m. 92).
Goles: 1-0. M. 41. Benjamín, de falta directa.
1-1. M. 47. Aloisi remata a bocajarro, tras varios rechaces en el área.
Árbitro: Rodríguez Santiago. Mostró tarjeta amarilla a Izquierdo, Pablo García, Moha, Puñal, Lembo y Josetxo.
30.000 espectadores en el Ruiz de Lopera.
El planteamiento de Víctor Fernández pecó de nuevo ayer de ignorar el centro del terreno de juego. El doble pivote formado por Ito y Benjamín se pegó demasiado a la defensa y la delantera sin ariete acabó convirtiendo un 4-4-2 en un 4-2-4, con demasiada distancia entre las líneas. La interpretación del dibujo por parte de los jugadores verdiblancos convertía la elaboración en algo imposible. El pelotazo vil era pues la única manera de que disponían los mediocampistas para darle la pelota a sus delanteros. Aún así, el Betis marcó un golazo de falta y achuchó a Osasuna, sobre todo con centros al corazón del área, tanto en la primera como en la segunda mitad.
Osasuna funcionó como una cohorte romana ejecutando con sus escudos la defensa de la tortuga. Salió con la zaga adelantada y con una disciplina ejemplar, efectivo y aburridísimo. Sin vida en los extremos, las respectivas dotes atléticas de Aloisi y Cruchaga bastaron. Pablo García se quedaba con la mayoría de los balones que los béticos perdían en el océano de césped que decidieron no ocupar. No obstante, Osasuna apenas llegó a puerta con peligro. Su gol vino por el empecinamiento de Aloisi, que se llevó un balón ante Juanito (se hizo con ése y con todos los demás que disputaron) y al que después le dejaron rematar hasta tres veces antes de meterla.
Víctor Fernández sustituyó a Joaquín al comienzo de la segunda mitad y redondeó el sainete protagonizado ayer por un equipo que parece empeñado en desquiciarse.
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