"¿Cómo le explicaré esto a mi hija?", dice una médico del Samur

"Jamás se me olvidará la imagen de una niña de unos siete años con el pelo largo que estaba muerta junto a una mujer adulta, supongo que su madre, dentro de un vagón". Ese era el recuerdo más duro que no podía borrar de su mente Charo Pinilla, directivo del servicio de ambulancias municipales Samur-Protección Civil. Esta médico, que lleva 20 años atendiendo emergencias sanitarias, fue una de las primeras en llegar a la estación de Atocha. "He vivido muchos atentados, pero nunca había asistido a una masacre como esta", recordaba.

"Hemos tenido algunos momentos críticos porque la policía nos ha dicho que teníamos que marcharnos porque podía explosionar una segunda bomba. Había decenas de pasajeros heridos y teníamos que atenderlos. Las víctimas no paraban de gritar. Lo hemos pasado muy mal y no he parado de chillar para coordinar a mis compañeros", señala esta directivo de Samur.

"No sé qué pretenden con estas matanzas. Sólo me preguntó cómo se lo explicaré a mi hija de seis años, cuando me pregunte mañana [por hoy] porque ocurren estas cosas", explicó Charo Pinilla. Al igual que decenas de policías, muchos voluntarios y trabajadores del Samur acudieron pese a estar fuera del trabajo para ayudar. "Todo ha funcionado muy bien y se ha trabajado muy coordinadamente, pese a la que se nos ha venido encima", concluye.

Pisar cadáveres

Igual le pasó a Isidoro Zamorano, un oficial del Cuerpo Nacional de Policía, que acababa de dejar a sus hijas en un colegio a la estación del Pozo del Tío Raimundo. "Hemos visto a la gente tan mal que las hemos metido en nuestros propios coches y los hemos trasladado a los hospitales", explicó este agente.

"He estado cinco años destinado al País Vasco y otros quince en Madrid. En ambos sitios he pasado muchas cosas, pero jamás había visto escenas tan duras. He tenido que pasar por encima de cadáveres para poder salvar a otras personas que estaban heridas. Ahora entiendo lo que puede sufrir una persona que haya perdido a un familiar en un atentado", comenta este policía. "Es la primera vez que los terroristas van directamente contra los ciudadanos tan indiscriminadamente. Sólo espero que estemos unidos para vencerlos de una vez", añadió.

A Edi, pseudónimo de un policía municipal de Madrid de 28 años con tres de servicio, le tocó ayer escoltar con su moto a los jueces y a las ambulancias en los traslados por dentro de la ciudad. Pese a estar libre de servicio, acudió a trabajar. "He estado tan encima del tema que todavía no me lo creo", confesó este agente.