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Reportaje:HOSPITAL GREGORIO MARAÑÓN | MATANZA EN MADRID | Atención médica

La agonía de Benito Rojas

Una familia espera angustiada el desenlace

Más de cuatro horas ha pasado a la puerta de urgencias la familia de Benito Rojas Zambrano. El grupo que espera se levanta cuando aparece Lourdes, su mujer. "Mi marido se va a morir, agoniza", les dice con los ojos húmedos. La mujer lleva una bolsa de plástico con el escudo del Hospital Gregorio Marañón. Dentro asoma una manga ennegrecida. En un lado, escrito con rotulador negro, el nombre del albañil ecuatoriano que había tomado el tren en la estación de El Pozo. Abrazada al paquete, la mujer se sienta en un banco. Sus familiares cierran un corro a su alrededor. Sólo después de diez minutos de silencio, el grupo se abre. Lourdes sonríe llorosa a los periodistas.

"Ha perdido una pierna, y es probable que no vuelva a ver", comenta abrazada a la bolsa. Manuela, la tía de Lourdes, da más detalles. "Benito tomaba todos los días el tren a la misma hora. Lleva seis años en España. Hace cinco consiguió traerse a su mujer", explica.

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Como muchas otras personas a la puerta de urgencias, los familiares de Lourdes no se despegan del móvil. "En el tren iba otra sobrina, María, que trabaja limpiando casas. Lo malo es que no sabemos en qué hospital está", dice Manuela.

A las dos y media de la tarde, el banco se ve rodeado de gente. La Reina, el príncipe Felipe y Letizia Ortiz llegan al hospital. El público, una mezcla de familiares y periodistas, les recibe en silencio. Sólo un joven protesta: ha intentado entrar con un pijama para su padre, pero los encargados de seguridad no se lo han permitido.

Cuando acaba la visita, se reanuda el goteo de enfermos que salen con el alta. Un hombre con la cara llena de cortes pregunta por su mujer, que viajaba con él en uno de los trenes. Dos horas después, ambos salen del brazo del pabellón habilitado como centro de información, doloridos pero contentos.

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"Todo el personal del hospital ha venido para ayudar, incluidos muchos psicólogos voluntarios para atender a las familias y a las víctimas", declara a las 16 horas una estudiante de medicina. Como ella, muchos de sus compañeros se han quedado a ayudar. Se han hecho cargo de acompañar y guiar a los familiares por los vericuetos del hospital.

A media tarde, un médico sale agotado de urgencias. "Hemos atendido sobre todo quemaduras y fracturas. Al principio nos hemos sentido desbordados, pero hemos trabajado deprisa, dado altas a pacientes de planta y hemos enviado pacientes al Hospital Materno-infantil [en la manzana de enfrente]", explica.

Pero su jornada no ha terminado. Cuando acaba de hablar con los periodistas atiende a uno de los familiares que todavía esperan. Desesperado, el hombre le pide que vaya a por la lista de los enfermos que no han podido ser identificados. Lleva desde primera hora de la mañana buscando a su hermano. La familia de Benito sigue en el banco.

Uno de los heridos en los atentados es atendido en el hospital 12 de Octubre.
Uno de los heridos en los atentados es atendido en el hospital 12 de Octubre.EFE

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