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José van Dam destaca la inocencia en la vejez de 'Don Pasquale'

El bajo canta en el Teatro Real junto a Mariola Cantarero y Milagros Poblador

Jesús Ruiz Mantilla

A José van Dam (Bruselas, 1940), cantante hecho y derecho, con una carrera de maratón, todavía le gusta meterse en líos y no vivir de las rentas. Desde que comenzara en 1961 con Las troyanas, no ha dejado de sumar títulos, y el sábado tendrá uno más con su debut en el Teatro Real con Don Pasquale, de Donizetti, un personaje que le hace quiebros a la vejez. "He querido alcanzar su edad para hacerlo", dice. "Es un viejo muy ingenuo que conserva la bondad y inocencia".

Está dispuesto a todo. "Hasta ahora, en los ensayos, a lo mejor le han caído ya 12 bofetadas", dice Milagros Poblador junto a Mariola Cantarero, las dos jóvenes cantantes españolas que interpretan a Norina, la joven con la que se hace ilusiones Don Pasquale, a quien manipula para conseguir sus intenciones. "A mí me dicen en los ensayos que le dé fuerte, pero ¿cómo voy a hacer yo eso, con esta cara que tiene de bueno?", dice Cantarero. "Sin embargo, a Felipe lo he puesto tibio", sigue la soprano, refiriéndose al bajo español que debuta también, pero en el segundo reparto.

Van Dam daba ayer sus muestras de estoicismo elegante y escuchaba a las dos cantantes justificar los desmanes de Norina tranquilizándolas: "A mí no me importa que me peguen", decía. Hay otras cosas que le preocupan más. A él y a las dos intérpretes, que no se reprimieron a la hora de comentar la noticia bomba del mundo de la ópera esta semana: en el Covent Garden le han rescindido el contrato nada más y nada menos que a Deborah Voight en Ariadne auf

Naxos, de Richard Strauss, por estar "demasiado gorda".

Van Dam fue claro; Poblador, que canta muchísimo en la Ópera de Viena, justificó alguna cosa, pero Cantarero se revolvía en el asiento: "Es que a mí me toca muy de cerca. Perdonadme, pero estoy en desacuerdo total. Lo primero es cantar y, si lo haces bien, seas como seas, te ven hasta guapo", decía la soprano, con un remango granadino y un poderío que le van a venir bien para lo negro que se está poniendo el mundo de la ópera últimamente.

"La ópera no es el cine", decía Van Dam. "Empezando porque a la ópera hay que venir a escuchar, no a ver. Los directores de escena cada vez se encargan más del físico y menos de los estilos. Es raro encontrar colegas que tengan las dos cosas", aseguraba el cantante. Poblador suavizaba el discurso: "Hay que pensar también al revés. No van a ofrecer a nadie hacer Sancho Panza si está delgado, aunque sea un gran actor, pero aquí lo importante es el canto, lo físico se puede hasta disimular con vestuario y maquillaje; ahora, si cantas mal...".

Más en un título belcantista, donde el gusto por una línea de canto elegante es crucial. Don Pasquale es un ejemplo, un "drama bufo", como lo definía su autor, que tiene un regusto especial por el teatro y la apariencia: "No es un personaje ridículo. Son los demás quienes lo ven así. Pasa también con Don Giovanni y con Falstaff, son quienes le rodean los que tienen una opinión sobre él que no es real muchas veces", asegura Van Dam.

El viejo Don Pasquale cae en las garras y en los juegos de Norina, que le manipula y le vuelve un poco tarumba para conseguir lo que quiere. "Es normal; en aquellos tiempos, los encantos eran las únicas armas que tenían las mujeres para conseguir sus objetivos", cuentan Poblador y Cantarero. La última ha querido suavizar la malicia del personaje. "He querido que se le entienda mejor, darle más ternura, porque al principio me daba reparo, no quería hacer a alguien tan malo, luego la he ido comprendiendo", dice. "Es una especie de Doña Francisquita, con otra trama, pero muy parecida en el fondo": libre, manipuladora, enamorada, sobre todo, "dispuesta a hacer lo que sea para irse con su amor", afirma la cantante madrileña.

José van Dam, con Milagros Poblador (izquierda) y Mariola Cantarero.
José van Dam, con Milagros Poblador (izquierda) y Mariola Cantarero.EFE

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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