La UEFA no perdona
El organismo confirma la sanción de dos partidos a Roberto Carlos, que la califica de "cachondeo"
Las argumentaciones jurídicas de Michel Wuilleret, Ivaylo Ivkov y Jan Appietto resultaron tan incomprensibles para Roberto Carlos como inaceptables para los miembros del Comité de Apelaciones de la UEFA las alegaciones contenidas en el recurso de apelación del Real Madrid. Conclusión: la UEFA mantiene la sanción de dos partidos de suspensión a Roberto Carlos por "agresión", cosa que, según el Comité de Disciplina, fue exactamente lo que hizo el jugador brasileño al golpear con un puño el rostro del argentino Martín Demichelis, defensa del Bayern, durante el partido de ida de los octavos de final de la Liga de Campeones, en Múnich. La sentencia impedirá a Roberto Carlos jugar el de vuelta, mañana, en el Bernabéu, y, en su caso, el de ida de los cuartos de final. Su baja, tan irreemplazable como la de Ronaldo, que sufre una lesión muscular en la pierna izquierda, deja al Madrid un poco aturdido cuando llegan los encuentros que deciden toda una campaña.
"Esto ha sido un cachondeo", proclamó Roberto Carlos al salir de la reunión. Atrás quedó su hora y media de explicaciones a Wuilleret, el presidente del comité; Ivkov y Appietto. Suizo el primero, búlgaro el segundo y francés el último, hay que imaginar que el diálogo que mantuvieron con el jugador -que no habla más que italiano, portugués y castellano- fue un discurrir entrecortado de traducciones, cuando no malentendidos. Todo, ante la imagen rebobinada y vuelta a rebobinar de la patada de Demichelis y el puñetazo de Roberto Carlos en el televisor de la sala.
Roberto Carlos, que hasta ayer reprimió su afán expresionista por orden del Madrid, soltó amarras al salir de la audiencia. Sus dianas fueron Wuilleret, Ivkov y Appietto: "Me castigan señores que nunca han jugado al fútbol; sentados en una silla, fumando, bebiendo ante la tele y con aire acondicionado, es muy fácil. Si no han sufrido en un campo, es complicado que acierten".
El lateral no comprendía tres cosas: primero, cómo los miembros del tribunal no entendieron que devolver el golpe es lo lógico después de una entrada a los tobillos; segundo, que el vídeo pueda servir de prueba incriminatoria respecto a hechos que el árbitro no vio, y tercero, que la UEFA le exija más a él que a otros muchos que, a lo largo de la última jornada de la Champions, repartieron golpes y escupitajos sin ser vistos ni reprendidos.
El comité argumentó la sanción en la "publicidad" que tienen los partidos que juega el Madrid -el de mayor audiencia fue el de Múnich- y la necesidad de ser ejemplar en el respeto al juego limpio.
Roberto Carlos se sintió agredido. Salió ofuscado de la sede de la UEFA, en la localidad suiza de Nyón, bello paraje del litoral del lago de Ginebra. Decía: "Les hemos explicado, les hemos vuelto a explicar, hemos visto los vídeos de las entradas de Demichelis, cómo me insultaba, el golpe que le di... Si no han entendido el reglamento, es que hay que cambiarlo".
No estaba solo. Metidos en tareas de intermediación y asesoría actuaron los representantes del Madrid: el adjunto a la dirección deportiva, Emilio Butragueño; el responsable de las relaciones internacionales, José Luis López Serrano, y el asesor jurídico. Antonio Vázquez. "No compartimos la decisión, pero la respetamos", dijo Butragueño tras conocer que la sanción se ratificaba. Le siguió el director general, Jorge Valdano, que desde Madrid dio por terminado "el tiempo de lamentaciones". "Ahora se hace necesario olvidarnos de la UEFA", agregó, "y empezar a concentrarnos en el Bayern y confiar en la categoría de nuestra plantilla y en el ambiente que va a haber en el Bernabéu".
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