Un aguador para Gasol
Tras errar por siete países, el nacionalizado Sims aspira a jugar con España en Atenas
Cuando, de niño, Lewis Sims desgastaba sus zapatillas en las canchas callejeras de Cleveland, en su Estados Unidos natal, se imaginaba a sí mismo encestando canastas y canastas sin parar en la final de los Juegos Olímpicos. Ahora, con los 30 años ya cumplidos y afincado en Valladolid, en el Fórum, este sueño de la infancia puede hacerse realidad, pero con un detalle diferenciador: las barras y las estrellas de la camiseta estadounidense han sido sustituidas por el rojo y el gualda de la española.
"Jugar en los Juegos Olímpicos es una oportunidad que la mayoría de los baloncestistas no tienen", advierte en un trabado castellano Sims, nacionalizado español en julio de 2003 tras una esforzada y errante carrera deportiva con paradas dispares en Chipre, Argentina, Suiza, Letonia, Venezuela y, por fin, España.
"Tendrá que pelearse con Kornegay", advierte Moncho López, el seleccionador
"He hablado con Moncho López [el seleccionador nacional]", prosigue el jugador del conjunto vallisoletano, "y me ha comentado que cuenta conmigo, aunque todo dependerá de cómo esté Dueñas en el momento de la verdad, ya que, en principio, tres de los puestos de pívot son para Gasol, Reyes y Garbajosa", comenta Sims con ilusión. De momento, según López, estará en la preselección de 24 jugadores que dará en julio, a un mes de la gran cita griega. El técnico le define como "un 4 muy 4 que puede ser el relevo de Gasol o Garbajosa por su capacidad para jugar de frente al aro". "Pero tendrá que pelearse con Kornegay porque sólo podemos llevar a un nacionalizado", matiza a continuación.
Esté o no esté finalmente en los Juegos, Sims vive "el mejor momento" de su carrera como mochilero del baloncesto. Pasó cinco años en tres centros universitarios -Anderson Collage, North Carolina State y Nueva Orleans- y después decidió seguir jugando "en cualquier sitio". Ese lugar fue el ENAD Nicosia, chipriota. "Los entrenadores no sabían de baloncesto y muchos jugadores tampoco", recuerda, "y los norteamericanos hacíamos lo que queríamos". En su única temporada en la isla sumó casi 40 puntos de promedio por partido. "No los disfruté. Una cosa es jugar y otra abusar. ¡Si allí no había defensa!", se ríe con cierta amargura.
Dejó Chipre para jugar en el Pico, argentino, y dos meses después volvió a cruzar el océano para ponerse a las órdenes de Dusko Ivanovic en el Olympique Fribourg, suizo. "Lo ganamos todo, como siempre hace Ivanovic, aunque entonces era mucho menos exigente que en el Tau", relata. En el cuadro vasco volvieron a coincidir ambos en la temporada 2002-03. En Vitoria se contaba con él como español, pero el retraso en los trámites para nacionalizarse hizo que apenas pudiera disputar una decena de partidos.
Antes de hacerlo en el Tau, Sims jugó un año en el Ventspils, letón; otro en el Círculo de Badajoz, de la Liga LEB, y dos en el Cantabria Lobos. "En Letonia tuve el primer contacto serio con el baloncesto europeo... pese a que tenía algún que otro compañero que fumaba a escondidas en las duchas. Yo no soy uno de esos norteamericanos de mente cerrada. Me gusta disfrutar de la vida, pero creo que eso debe ser impensable en una gran competición", afirma.
Sims cambió el frío letón por el calor de Sevilla, donde vivió mientras jugaba en Badajoz. En la capital hispalense conoció a Gabriela, su esposa, con quien tiene un hijo de tres años, Julio, y poco después firmó su "primer buen contrato" con el Lobos.
No obstante, ávido de sentirse un jugador estelar, aprovechó sus primeros veranos españoles para jugar con el Panters de Miranda la Liga venezolana y proclamarse campeón con el Hickory Nutz de la XBA, efímera Liga estadounidense: "Era un campeonato que permitía a cada equipo fichar a tres jugadores que hubiesen jugado en la NBA o en Europa y que premiaba con tres puntos los mates. La verdad es que no pintaba mucho allí porque mi principal virtud es el tiro. No he hecho muchos mates en mi carrera".
Tampoco los hace ahora con sus 23 minutos y 11 puntos de promedio en el Fórum, números superiores a los de su rival para la selección, Kornegay, ni piensa hacerlos en el futuro: "Tengo un año de contrato con el Fórum y el próximo quiero jugar una competición europea para dejar de ser un jugador sin un gran nombre".
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