Un estudio denuncia la falta de higiene en los locales de tatuaje y 'piercing'
Uno de cada seis tatuadores no se lava las manos antes y después de efectuar la intervención, y una de cada cinco camillas de los salones de tatuaje y piercing (perforación estética) está mal equipada o sucia. Son datos de un estudio elaborado por la revista Consumer que edita la Fundación Grupo Eroski, cuyos técnicos se han hecho pasar por clientes interesados en conocer el modo de trabajo de estos establecimientos.
En el 91% de los 105 locales investigados -en Barcelona, Bilbao, Madrid y Valencia, entre otras ciudades-, ni las condiciones sanitarias son buenas ni se informa adecuadamente a los clientes de los riesgos de la intervención. El 63% de los locales inspeccionados carece de una zona de esterilización específica, y más de la tercera parte de los tatuadores y perforadores no usa mascarilla, y el 85% de éstos no pregunta al cliente si padece alguna alergia, enfermedad o problema de cicatrización que desaconseje el tatuaje o la perforación. Además, en el 75% de los establecimientos no se informa de los cuidados que requiere una intervención reciente.
Material desechable
Las pinturas y agujas para tatuar son material desechable, es decir, de un solo uso; mientras que los tubos por los que pasa la aguja, así como otros útiles para practicar perforaciones, son reutilizables siempre que hayan sido sometidos a una limpieza con ultrasonidos, a una esterilización a alta presión y temperatura con un autoclave -como en los quirófanos-, y sean envasados al vacío para su almacenamiento con una máquina de termosellado.
Enrique Pérez Pastor, Mao, quien abrió el primer salón de tatuaje en España hace más de 20 años y organiza la VI Convención Internacional de Tatuaje, que estos días se celebra en Madrid, asegura que "casi ningún salón de tatuaje" dispone de la maquinaria obligatoria para mantener el instrumental en condiciones. En este sector "hay mucho intrusismo y pocos profesionales de verdad", afirma Pérez Pastor, y reclama que se aplique la legislación autonómica y se generalicen las inspecciones, por el bien de los "profesionales serios".
Estos establecimientos, según la normativa de la Asociación Nacional de Maestros de Tatuaje y Piercing, deben contar con tres zonas diferenciadas: de recepción, de trabajo y de esterilización. La zona de trabajo debe respetar la intimidad del cliente y sus suelos y paredes deben ser de fácil limpieza. Los utensilios de trabajo deben ser desprecintados delante del cliente y, una vez terminada la intervención, desechados también en su presencia.
El estudio concluye que "desde un punto de vista médico y sanitario, esta práctica -tan de moda hoy- es desaconsejable". Los autores piden a los clientes, generalmente gente joven, que se informen de las consecuencias que supone realizarse una de estas intervenciones.
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