"El fútbol da más palos que alegrías"

Acompañado de una botella de agua de litro, Mauricio Pellegrino, argentino, de 32 años, se sienta en una mesa del comedor de las instalaciones de entrenamiento del Valencia, en Paterna, dispuesto a dialogar. Reflexivo, trata de olvidarse de una vez por todas del desfallecimiento que sufrió hace un mes ante el Málaga en La Rosaleda. Hoy se mide al Deportivo en Mestalla.

Pregunta. ¿Cómo ha vivido su discontinuidad esta campaña?

Respuesta. Ha sido más por lesiones que por rendimiento. El puesto de central en el Valencia puede ser el más caro, con Marchena, David Navarro y Ayala, que es uno de los mejores del mundo junto a Maldini, Thuram y Hierro.

P. ¿Se arrepiente de no haber aceptado la oferta millonaria del Celtic de Glasgow hace dos años?

R. Para nada. Me hacía mucha ilusión seguir en el Valencia y ese ejercicio ganamos la Liga.

P. Su contrato acaba en junio.

R. Estoy llevando yo mismo las negociaciones. La próxima semana podría renovarlo.

P. ¿Cómo ve al Deportivo?

R. Es el que mejor desarrolla el sistema de juego del fútbol español. El Valencia lo hace bien, pero necesita más entrega. Me gustan Luque, Mauro Silva, Naybet y Molina. Ganarles o no dependerá de la fuerza mental que le pongamos.

P. ¿Y el Madrid?

R. Por su anarquía de mitad hacia arriba, está trabajando bien en la defensa. Nunca se deprime ante el gol rival. Los que más le hicimos sufrir fuimos nosotros.

P. ¿Por qué les afectó tanto el penalti del Bernanéu?

R. A mí no. Dormí bien. Hay que olvidarse de los adversarios.

P. ¿Sigue preocupado por su desfallecimiento en Málaga?

R. Fue algo que le pasa a mucha gente, pero a mí me pasó dentro del campo. Había mucha susceptibilidad por la muerte del jugador húngaro [Feher, del Benfica]. Quiero tratar de olvidarlo.

P. Al parecer, fue una crisis de ansiedad. ¿Hubo algo esa semana que le aumentara la presión?

R. Tengo la tensión baja y pudo haber un pico. Antes de los partidos, tenemos un pinchazo en el estómago que nos moviliza. Es la ansiedad precompetitiva.

P. ¿Puede ser insoportable?

R. La presión por ganar me gusta. Por el descenso debe de ser peor. A veces uno cree que lleva el peso del equipo y eso no es así.

P. ¿Es demasiado responsable?

R. Puedo decirle que sí, pero no me siento desgastado. No me llego a cansar de mi profesión. Aunque en el fútbol uno se lleva más palos que alegrías. Lo ideal sería, como dice [Raynald] Denoueix [el técnico de la Real Sociedad], que un grupo se sienta satisfecho independientemente del resultado.

P. ¿Qué le pasó el pasado martes en el aeropuerto de Estambul?

R. Una gripe con náuseas. Me quedé en el baño con el doctor. Nada que ver con lo de Málaga.

P. ¿Está asustado?

R. Tengo miedo a que vuelva a ocurrir [lo de Málaga], aunque, por las pruebas médicas, no hay nada orgánico. No comprendo por qué me pasó. Lo pasé muy mal.

P. ¿Es hipocondríaco?

R. No, al contrario. No me gusta ir al médico.

P. ¿A su equipo se le exige demasiado?

R. El público de Mestalla aprieta mucho.

P. ¿Qué futbolista le ha impresionado?

R. Ronaldinho. Antes, en el PSG, lo veía como un buen jugador, pero ahora... Es muy fuerte, cabecea... Aunque, ante nosotros, el mejor fue Xavi.

P. ¿Ve fútbol internacional?

R. Sí, argentino. Mi hermano Maximiliano juega de central en Vélez. En Europa me gusta el Stuttgart. ¿El Milan? Mejor el Madrid o el Depor.

P. ¿Cambia los pañales de sus hijos [Mauro, de cuatro años, y Mateo, de dos]?

R. Sí, me gusta estar con ellos. Me hacen ver que los problemas son ínfimos. Me distienden.

P. ¿Duermen bien?

R. Sí, pero a veces se cruzan a mi campo.

P. ¿Otras válvulas de escape?

R. Cocinar. Sobre todo, el asado, que es como una procesión para nosotros los argentinos.