Ronaldinho vuela como nunca
Su juego, sus goles y su contagiosa alegría encumbran al brasileño en el vestuario del Barça
En el Barcelona, Ronaldinho Gaucho se ha hecho amigo inseparable del gol. Aunque nunca se llevaron mal y nadie critica la intensa y nueva relación, por mucho que resulte sorprendente es objeto de análisis. La hinchada del Camp Nou lo celebra y se deja llevar por la ilusión que le genera el brasileño, su acierto y el remonte clasificatorio de un equipo en el que no creían demasiado no hace mucho tiempo. Festejado puertas afuera, desde dentro, se mire desde donde se mire, cuesta explicar la desconocida faceta goleadora de Ronaldinho.
Fulminados sus registros anteriores, los 17 goles en todas las competiciones que lleva celebrados (tres de penalti), le sorprenden incluso a él y a quienes le ficharon como generador de juego antes que finalizador de area. No sorprende, pues, saber que en su entorno razonan sobre el tema en charlas de sobremesa, preocupados por que se acabe la racha y los elogios que ahora recibe se conviertan en reproches; aunque al vestuario no le extraña nada su facilidad cara a puerta, dada su calidad. Frank Rijkaard, el entrenador, lo razona elogiando al equipo mientras Txiki Begiristain, el director técnico, mira a la pizarra y no se olvida del momento de juego que atraviesa Xavi al plantearse qué le está pasando este año y qué ha cambiado en Ronaldinho.
Consciente del problema de Rüstü, el brasileño ha aprendido palabras y frases sueltas en turco
El viernes pasado, mientras cenaban en un restaurante de Barcelona, Juanjo Castillo, miembro del departamento de prensa del club a la par que decisivo apoyo del jugador en su inmejorable integración en la ciudad, le preguntó las razones por las que ha roto los esquemas. Incluso entre quienes apostaron por su fichaje pensando que sería motor de lujo para el proyecto deportivo de Joan Laporta ha sorprendido su rendimiento. "No lo sé, no me lo explico ni yo. Será suerte", le contestó casi indiferente Ronie, quien, tras dar cuenta de otro bocado antes de la carcajada, le soltó: "Soy muy bueno, claro".
Para Pep Costa no hay duda, es buenísimo. Y a diferencia del jugador, que no le da ninguna importancia al hecho de estar metiendo tantos goles, a él le sorprende y le preocupa porque sabe cómo se maneja el entorno. Coincide en ello con Roberto, el hermano mayor del jugador a la vez que su referente absoluto desde la muerte de su padre. Tras el gol en Copenhague al Brondby y la reacción mediática posterior, instó a buscar la manera de frenar la euforía justificada en su inesperada puntería, protector como siempre del hermano menor: "Me preocupa qué pasará cuando vuelva a lo normal", advirtió.
"Sabíamos que no era un goleador, pero está enrachado. La suerte juega a su lado", advierte Costa, miembro de la dirección deportiva del club, que le ha visto crecer como responsable de Nike en Brasil, que le contrató cuando jugaba como pocos en Porto Alegre, pero goleaba lo justito.
"No tiene punto de comparación a nivel de presencia en el campo ni con Romario ni con Ronaldo", reconoce Albert Ferrer, ex jugador del dream team. Él, que compartió muchos minutos vestido con la zamarra azulgrana con Romario, primero y con Ronaldo, después, juzga a Ronaldinho con los argumentos que le confiere haber visto todos los partidos del Barça en la presente temporada.
Desde la cabina de COM Rádio, en la que ejerce de comentarista tras regresar de Inglaterra, donde jugó cuatro años en el Chelsea, el Chapi ha tenido tiempo y motivos para justificar sus teorías sobre el juego del actual 10 del Barça y considera "injusto" buscar comparaciones con aquéllos. Tajante, resume que ellos "vivían tan sólo del gol y Ronaldinho es otro estilo de jugador". Según él, su repercusión en el desarrollo del partido podría recordar a la de Rivaldo "por la zona en la que se mueve", pero, a diferencia del último astro brasileño que jugó en el Barça, Ronaldinho "tiene una visión más colectiva del juego".
Por eso, seguramente, Begiristain insistía ayer en que valorar el rendimiento del crack mediatico atendiendo a razones que escapan de la camadería con la portería rival: "Es un creador de juego, no un definidor. Llega al area, no vive en ella", sentenciaba y buscaba razones de su nueva faceta goleadora en Rijkaard: "Ha logrado que el equipo tenga un enorme equilibrio en el medio campo y eso le da más libertad". Además del trabajo sucio de Cocu y Davids a la espalda del 10, señala a Xavi como factor determinante en la nueva faceta del brasileño: "Se reparten la responsabilidad en la transición y al rival se le acumula la faena porque su preocupación no es sólo la de tapar a Ronaldinho".
Sus compañeros en el vestuario no le dan tantas vueltas. "Es buenísimo", resume Xavi, por mucho que Rijkaard insista en que la trascendencia de Ronaldinho en los resultados del Barça es consecuencia del trabajo del grupo: "Sin la aportación de los demás, él no podría marcar las diferencias".
Y él, primer sorprendido de su puntería, renuncia a personificar los éxitos del grupo por mucho que sus goles resulten tan decisivos como el que le marcó al Brondby, en Dinamarca, que se consideró un ejemplo de empeño goleador hasta que lo explicó: "No he ido a buscar el rechace del palo. Daba por hecho que entraba el tiro y corría a celebrarlo cuando me encontré el balón". En Riazor, donde firmó dos, aseguró ser feliz por la victoria: "Marcar está bien, pero no me importa".
Esa actitud y su aportación en el partido le genera tanto aprecio en el vestuario como su conducta diaria. Valga un dato: consciente de los problemas de idioma de Rüstü, memorizó alguna frases y palabras sueltas en turco. Es feliz y contagia su alegría.
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