Sinfonismo mágico y mediterráneo
Los compositores de la generación española de Nueva Música, nacidos en torno a 1931, disfrutan ahora del reconocimiento general tras una carrera ya larga pero todavía interesantemente prometedora. Así Claudio Prieto, palentino, de Muñeca de la Peña, que es de 1934, como el madrileño Gonzalo de Olavide. Ambos celebran muy positivamente su ingreso en la Orden de los Setentones. En el caso de Prieto hemos recibido ahora, en el concierto de abono de la ONE, su Fantasía Ibérica, estrenada en Berlín por la Orquesta de la Radio el 7 de enero de 1995 en la Konzerthaus y dirigida por su dedicatario, el maestro Rafael Frühbeck de Burgos, otro infatigable setentón de larga fama.
La Fantasía Ibérica no quiso plantearla su autor, ni su intérprete, cual nueva concesión al españolismo exotista aunque se trata de música hispana cuyas raíces se mueven en el mundo de los contrastes: luz y oscuridad, "sol y sombra" -símbolo taurino de nuestro carácter-, contemplación y exaltación entusiasta, quiebro de ritmos y efusión moderada de una melódica nada convencional. En suma, como artista pertenenciente a la cultura mediterránea, Prieto, con larga residencia en Roma y estudio con el inolvidable Petrassi, ha lanzado una nueva muestra de su talento musical y en algo pictórico y poético. Fue largamente aplaudido tras la interpretación, de todo punto excelente, que inauguró el atractivo programa.
Ciclo de la ONE
Director: R. Frühbeck de Burgos. Pianista: J. Colom. Obras de Prieto, Ravel, Stravinski y Debussy. Auditorio Nacional, Madrid, 27 de febrero.
Seguía con el Concierto para la mano izquierda, de Maurice Ravel, con Josep Colom en el papel protagonista. Es obra de repertorio pero, como suele suceder en el músico vasco-francés, sorprende siempre. Colom, otro mediterráneo de pura cepa, siente toda música desde una palpitación tan lírica como comunicativa y este Ravel, ribeteado de rasgos americanistas, tuvo en él un traductor fiel, imaginativo y distinto.
Dos obras maestras
En la segunda parte otras dos obras maestras de la primera década del siglo XX: El mar, de Claudio Debussy, con la mágica sucesión sugeridora de El alaba al mediodía, el gestual y sutil juego de olas y el temeroso o embravecido diálogo del viento y el mar y la segunda versión sinfónica del ballet de Stravinski, El pájaro de fuego, creado en 1910 en su naturaleza danzada y trasplantado triunfalmente a los conciertos en 1911, 1919 y 1945. Nuestros profesores de la ONE rinden de modo especial ante los planteamientos y el mando claro de Frühbeck de Burgos, una batuta capaz de sentar cátedra desde los más variados estilos y procedimientos.
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