El Atlético espabila al final
Torres destroza en la prolongación a un Mallorca que jugó con 10 desde el minuto 22
En su regreso a Son Moix, Gregorio Manzano, el técnico rojiblanco, le ganó la partida a Luis Aragonés, ex del Atlético. O lo que es lo mismo, en su retorno a la isla, Ariel Ibagaza impuso su imaginativa concepción del juego ante la garra y la velocidad de su ex compañero Eto'o. En definitiva, el Atlético venció al Mallorca en un partido eléctrico que no se resolvió hasta la prolongación, hasta el último suspiro, con un golazo de Fernando Torres. Y eso, a pesar de que el conjunto madrileño jugó con un hombre más durante 70 minutos por la expulsión del portero Leo Franco en el minuto 22.
Eto'o ya lo había avisado. El Camerunés se había pasado la semana advirtiendo por activa y por pasiva sobre la peligrosidad del enganche ofensivo del rival: "Si detenemos los pases de Ibagaza, habremos parado y desactivado el juego del Atlético". Nadal primero y Pereyra después lograron frenar la conexión entre Ibagaza y Torres. Pero, a la tercera ocasión, la visión privilegiada del mediapunta argentino rompió el partido. Su pase interior desbordó a la zaga balear, completamente despistada, y a Leo Franco, que fue más lento que Torres. El portero, para remediar su tardanza a la hora de reaccionar, colocó una mano salvadora para atajar el balón. El pequeño problema es que eso fue fuera del área. Su expulsión supuso la forzosa reorganización táctica de un Mallorca, que hasta entonces estaba arrinconando a un Atlético rácano y especulador que se dedicaba más a esperar el fallo del rival que a proponer un discurso propio.
MALLORCA 0 - ATLÉTICO 1
Mallorca: Leo Franco; Cortés, Ramis, Nadal (Lussenhoff, m. 76); Poli, Campano (Miki, m. 23); Pereyra, Colsa, Finidi (Nené, m, 45); Eto'o y Delibasic.
Atlético: Aragoneses; Aguilera, Simeone, García Calvo, Sergi, Novo (Jorge, m. 71); De los Santos, Ibagaza, Nano, Arizmendi (Nikolaidis, m. 67) y Torres (Paunovic, m. 92).
Gol: 0-1. M. 91. Torres bate a Miki con una vaselina desde el pico izquierdo del área.
Árbitro: Rodríguez Santiago. Amonestó a Cortés, Lussenhoff, Nené, Aguilera y Sergi. Expulsó por roja a Leo Franco (m. 22).
Unos 15.000 espectadores en Son Moix.
La salida en tromba del Mallorca, como viene siendo usual, no se materializó en nada concreto. Pero sí evidenció que el equipo ha ganado en confianza tras su victoria europea en Moscú (0-3 ante el Spartak) y, sobre todo, que cuando Eto'o está enchufado, las sacudidas eléctricas se contagian a todos sus compañeros. La defensa de circunstancias dispuesta por Manzano, y completada por Simeone como segundo central, lo pasó mal para contrarrestar la velocidad de los hombres en punta del Mallorca. Aunque el veterano zaguero argentino cumplió dignamente.
El Atlético, una vez en superioridad numérica, se lo tomó con calma y no discutió el dominio del juego a su rival. Prefirió esperar agazapado a que el Mallorca se desfondase por el esfuerzo.
En la segunda mitad, los jugadores del Mallorca asumieron que a ellos les correspondía el desgaste, en un partido vital para mantener una mínima tranquilidad en la clasificación. Luis Aragonés volvió a reestructurar su diezmada alineación, con la inclusión de Nené en la banda izquierda, en detrimento de un Finidi demasiado lento y muy poco participativo.
Con diez hombres y un público entregado a la causa, el Mallorca se volcó desordenadamente en el área atlética. Pero el estadio se congeló cuando, de nuevo, conectaron Ibagaza y Torres, ésta vez en un contragolpe por el flanco izquierdo. Rodríguez Santiago, el árbitro, invalidó el gol del ariete rojiblanco, ayer acompañado en el ataque por el joven canterano Arizmendi, por un muy discutible fuera de juego. El susto, preludio de lo que vendría muy poco después, no arredró a un Mallorca que, no obstante, comenzaba a dar señales de agotamiento y cada vez se dejaba sorprender con más facilidad a la contra.
En la recta final del choque, el Atlético espabiló y montó hasta tres contras con cinco hombres a la carrera. Eto'o, por su parte, corría tras los balones que le llovían desde su campo. El delantero camerunés se convirtió en el único recurso ofensivo del conjunto balear, que, desfondado, veía como los rojiblancos les desarbolaban con mucha facilidad.
El gol de Torres, en el tiempo de prolongación, cayó como un auténtica bomba en el estadio mallorquín, que se quedó enmudecido ante la habilidad del delantero. La joya de la cantera rojiblanca esperó casi hasta el final del encuentro, pero cumplió con lo que se esperaba de uno de los jugadores que más expectativas levanta en la Liga española. Torres culminó un gran sprint por la banda izquierda viendo la posición adelantada de Miki e inventando una espectacular vaselina para alojar la pelota en las redes. El Atlético aguardó hasta el final para hundir al Mallorca.
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