_
_
_
_
_
Reportaje:

Teatro de Mujeres

Un grupo de amas de casa del municipio onubense de Aracena estrena el 7 de marzo la obra 'Un espectáculo maravilloso'

Para las 12 mujeres que integran el grupo de teatro Sierra Marina de Valdezufre, una aldea de unos 300 habitantes de Aracena (Huelva), el teatro supone algo más que pura representación. Implica también un modo de evasión de los problemas cotidianos, una buena dosis de libertad y, en suma, una necesidad.

Todas son amas de casa. Algunas trabajan temporalmente en tareas agrícolas de la zona. Estas mujeres afrontan el próximo 7 de marzo la puesta en escena en el Teatro Sierra de Aracena de Un espectáculo maravilloso, un montaje de producción propia en clave de humor ideado por Rosa Ordóñez, la directora. Ordóñez trabaja como actriz en dos grupos teatrales de Aracena: Jaramago y Malaquita.

Este es el tercer año en el que el colectivo se sube al escenario, aunque sus obras nunca se han visto fuera de Aracena. No obstante, el teatro de la localidad, recién inaugurado, constituye para ellas un desafío. Sobre el mismo escenario va a estrenar la compañía sevillana Calabaza Teatro su nuevo montaje: El Zapatero de las Hadas. "El taller de teatro surgió como una actividad más de las que se venían realizando. En principio sólo lo concebimos como algo para pasarlo bien, nunca imaginamos que llegaríamos a actuar", afirma María José Sánchez, de 39 años y con una hija.

Por su parte, Irene Ramos, de 61 años y madre de cinco hijos, considerada la abuela del grupo, señaló que ha sido una enamorada del teatro toda su vida aunque nunca antes había actuado: "Lo llevo en la sangre. Ahora voy a seguir actuando hasta que el cuerpo me lo permita". El caso de María Alicia Martín, de 42 años, con dos hijos, es opuesto al de Irene: "Nunca me había llamado la atención el teatro, ni siquiera pensé que fuera capaz de representar algo. Ahora me fascina". Marina Castilleja, de 32 años y madre de dos hijos, considera que lo suyo es una lucha constante: "Me apasiona el teatro pero reconozco que soy una pésima actriz. Todos mis papeles me cuestan sudores. A veces la timidez me devora aunque después salgo adelante y me siento muy orgullosa", dice.

El teatro significa para ellas "compañerismo", "desahogo" y risas, muchas risas. Una manera de "hacer vivir el tiempo" más que de "pasar el rato", según señala Rosa Ordóñez. "A mí me sirve de terapia. Dejas atrás los problemas del día. Me ha ayudado además a conocerme mejor, a saber de qué soy capaz, algo que nunca antes me había preguntado", indica María José Sánchez.

Para Irene Ramos las horas que dedica al teatro le inyectan vida: "Significa todo para mí. Mi hijo sufre esquizofrenia y en mi casa hay momentos de verdadera angustia. Cuando vengo aquí me desahogo".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Estas mujeres afirman que los vecinos de Valdezufre están encantados con el grupo de teatro. "Siempre nos han apoyado y muchos se trasladan hasta Aracena para vernos actuar", afirma Marina Castilleja. "Mi marido me apoya porque entiende que me gusta lo que hago". De todas las sensaciones después de tres años a María Alicia Martín no se le olvida la del primer aplauso: "Íbamos de vuelta a la aldea en mi coche y rebosábamos alegría, nos creíamos unas verdaderas artistas. Fue muy bonito, como si no fuera de nuestro mundo. No sabíamos cómo celebrarlo", expresó. Lo que comenzó como un taller de teatro para mujeres ha ido madurando hasta el punto de que el grupo se plantea el reto de participar en el certamen de teatro de Mariana Pineda de Granada. Ni Stanislavski, ni método. Puro teatro.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_