Floro se rinde
El entrenador dimite en el Villarreal por "la poca implicación" de la plantilla
Vila-real se desayunó ayer con un rumor que horas más tarde se confirmaría en toda su crudeza. Benito Floro dimitió como técnico del Villarreal. "¿No se ve capacitado para sacar rendimiento a su plantilla?". "No", respondió contundente y lacónico Floro. Tal alarde de honradez suele resultar atípico en el mundo del fútbol. Floro no andaba contento con la actitud mostrada por gran parte de sus jugadores, motivo que ha esgrimido para apearse del carro.
El descontento del asturiano viene de lejos. En las primeras jornadas, la derrota en Albacete y la posterior y pública filípica de Fernando Roig, el dueño y presidente del club, fue el primer toque de atención. Tras aquel tropiezo, el equipo reaccionó. Pero los últimos resultados, tres derrotas en los cuatro últimos partidos, con el batacazo (4-1) ante el Zaragoza como colofón, reavivaron el fuego. "Entiendo que se trate de una decisión sorprendente, pero cuando un entrenador ve que la plantilla, durante equis tiempo, manifiesta poca implicación para el trabajo que se propone, no merece la pena seguir. No, al menos, para el nivel exigente que me pide el presidente", explicó Floro.
La paradoja del turbio asunto vino dada por las palabras pronunciadas por Roig media hora más tarde de la intervención de Floro. "El objetivo nuestro es estar a mitad de la tabla. Todo lo que consigamos de más es de nota" argumentó Roig, que agradeció el trabajo efectuado por el preparador.
Entonces, ¿a qué nivel de exigencia se refiere Floro? ¿Hay un mensaje encubierto tras sus razones? Los números avalan su labor. Llegó en la tercera jornada de la anterior temporada y salvó al conjunto amarillo del descenso. En el verano pasado consiguió la clasificación para la Copa de la UEFA siendo uno de los tres ganadores de la Intertoto. En la actualidad, el Villarreal se encuentra el octavo en la clasificación, a un punto de los puestos que dan acceso a la segunda competición europea y permanece vivo en ella, a dos días del partido de ida de la nueva eliminatoria ante el Galatasaray, turco.
Floro no quiso dar los nombres de ciertos jugadores a los que tildó de inconstantes y expuso su descontento en porcentajes: "El 60% de la plantilla". No se olvidó, sin embargo, de salvar de la quema a varios de sus intocables: Martí, Ballesteros, Quique Álvarez y Arruabarrena. Luego, siguió con su mensaje subliminal: "Considero que mi incapacidad de maniobra dentro del club me deja sin capacidad para sacar más rendimiento. Si veo que conmigo no va a ir bien, me aparto para no ser un estorbo". ¿A qué capacidad de maniobra alude? Preguntado sobre si Riquelme ha sido uno de los detonantes de su decisión, respondió con ambigüedad: "Ni más ni menos que otros".
Lo cierto es que el mal rollo de Floro con Riquelme viene desde las pasadas Navidades. Riquelme, al parecer, no hizo los deberes físicos y dietéticos que se le encomendaron para mejorar su ya de por sí bajo estado de forma por haber realizado una precaria pretemporada en el Barcelona. Su malestar tuvo su punto álgido en el partido contra el Celta, en el que el enganche argentino quedó fuera de la convocatoria.
Tal vez a Floro le haya faltado el respaldo de parte del consejo de administración del club y de Roig, que acogió con cierta sorpresa, estoicismo y tintes filosóficos su marcha: "Afortunadamente, el sol sale todos los días. El que no esté contento tiene las puertas abiertas".
El sustituto de Floro será un hombre de la casa: Francisco García Gómez, Paquito.
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