La segunda gigante española
María José Rienda sube otro peldaño en la Copa del Mundo y se confirma en la élite
La granadina María José Rienda subió ayer, en el eslalon gigante de Äre (Suecia), un peldaño más en la élite del esquí. La única española de calidad fue la segunda en su gran especialidad tras los dos terceros puestos en Sölden (Austria), el 25 de octubre, y Maribor (Eslovenia), el 24 de enero. Esta temporada ha logrado subir por primera vez a los podios en su perseverante y ascendente carrera. Camino ya de los 29 años, que cumplirá el 12 de junio, confirmó que ha llegado a su plenitud tras atravesar un durísimo desierto blanco en solitario. Es una auténtica superviviente de la endémica penuria que sufre el esquí alpino español. Sin haber logrado los éxitos ni la entidad de su inalcanzable predecesora, Blanca Fernández Ochoa, ha vivido una carrera similar de dificultades.
Tras Blanca Fernández Ochoa, la granadina es la superviviente del esquí español
Blanca, que curiosamente sobrevive ahora en el Amazonas, dentro del programa de televisión La Selva de los Famosos, subió 20 veces a los grandes podios y acabó otras 69 entre las diez primeras en el gigante y el eslalon, modalidad en la que también brilló. María José suma a sus tres podios 21 puestos entre las diez mejores, pero sólo en el gigante. Blanca, tras caerse en la segunda manga del gigante en los Juegos de Calgary 88, salvó su frustración olímpica al conseguir el bronce en el eslalon de los siguientes Juegos, los de Albertville 92. María José ha ido mejorando siempre: 21ª en Lillehammer 94, 12ª en Nagano 98 y sexta en Salt Lake City 2002. Por ello, una medalla en Turín 2006, su gran objetivo, pondría un merecidísimo broche de cualquier metal a sus esfuerzos.
Porque la hija del portero deun bloque de apartamentos de Sierra Nevada, adonde se trasladó la familia desde la capital granadina cuando María José apenas tenía un año, es todo un ejemplo de supervivencia en el maltratado esquí español. El segundo, tras Blanca. Su dedicación al deporte de la nieve fue fácil porque la gimnasia del colegio era el esquí. Y, al menos, fue reclutada entre las niñas que se cuidaban para encontrar el relevo inevitable de Blanca. En 1988, cuando la esquiadora de Cercedilla rozaba la medalla y se llevaba el gran disgusto en Calgary, María José estaba en el centro de alto rendimiento de Sant Cugat y viajaba a esquiar a los Alpes. Pronto se vio que tenía porvenir y acabó formando un digno trío, encabezado por Ainhoa Ibarra y Ana Galindo, que luchaban por entrar en los diez primeros puestos en las pruebas de alto nivel y competían con cierta dignidad. Para entonces hacía ya años que los esquiadores masculinos de élite se habían extinguido. El relevo de Paco Fernández Ochoa sí que se había convertido en una quimera, y ahí sigue.
El gran mérito de María José ha estado en resistir la nefasta gestión directiva de la Federación de Deportes de Invierno. Ello la ha obligado a redoblar el esfuerzo, ya de por sí duro, que supone el esquí de alta competición. Ainhoa se retiró y a Ana la retiraron las lesiones. La más joven, Carolina Ruiz, brilló una vez y ahí se ha quedado.
María José, pese a ser teóricamente mimada al ser tan reducida la élite española, tuvo que sufrir cambios de técnicos y luchas intestinas federativas, que la perjudicaron. Aunque tiene un carácter aparentemente tranquilo, demasiadas veces estropeó en las segundas mangas buenas posiciones en las primeras. Incluso hace dos años recurrió a un psicólogo, que la ha ayudado. También el matrimonio la ha centrado para sacar sus mejores resultados en su madurez deportiva y personal.
Ayer, quinta en la primera manga, remontó en la segunda y sólo fue superada por la sueca Anja Paerson, la gran dominadora de la temporada, décima en la primera bajada y que no sólo ha ganado ya la Copa del Mundo de gigante, sino que se colocó de nuevo líder absoluta en la lucha que mantiene con la austriaca Renate Goetschl.
María José, ante el último gigante, en las jornadas finales de la Copa, en Sestrieres (Italia), tiene claro sus retos inmediatos: "Quiero ganar mi primera prueba y mantener el segundo puesto de la Copa en el que estoy ahora. Iré a por todas".
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