Los reyes del asfalto

Con una facturación de 120 millones de euros anuales y 25 filiales y compañías asociadas, la empresa española Elsamex es poco conocida en su tierra. Y eso que se ocupa de la conservación de 7.000 kilómetros de carreras y que ha desarrollado tecnológicamente entre el 7% y el 10% de todo el asfalto que se produce a nivel mundial.

Las actividades de Elsamex van desde la conservación de la carretera más importante de la India a la reconstrucción de infraestructuras en Irak

Pocas empresas tienen un negocio tan apegado a la tierra como Elsamex. A pesar de ser una compañía semidesconocida, cualquier conductor que circule por las carreteras españolas se topará con ella o, mejor dicho, conducirá sobre ella. Y es que Elsamex, empresa consultora y de servicios integrales, como se puede leer en su página web, se ocupa de la conservación y mantenimiento de más de 7.000 kilómetros de carreteras españolas. Pero sus actividades van más lejos. De hecho, entre el 7% y el 10% del asfalto que se produce en el mundo ha sido desarrollado tecnológicamente por esta firma.

Una tarea ingente que es la punta del iceberg de la actividad de una compañía de capital mayoritariamente español (el 60% está en manos de su presidente, Luis Sánchez Marcos, y el 40% restante pertenece a la firma norteamericana Stardom Holding) que no duda en entrar en los proyectos más diversos y, a veces, arriesgados en busca de rentabilidad. Esto explica que sus actividades vayan desde la conservación durante los próximos tres años de la carretera más importante de la India (Bombay-Pune, con una longitud próxima a los 400 kilómetros) a la reconstrucción de infraestructuras en Irak pasando por la gestión informática de toda la red colombiana de carreteras, "donde, por cierto, fue necesario compaginar", revelan en Elsamex, "las negociaciones con el Gobierno y la guerrilla".

Todo un encaje de bolillos que se plasma en una empresa con 25 filiales y compañías asociadas que el año pasado facturó 120 millones de euros, a partir de una plantilla de 1.480 trabajadores, y que en los próximos cinco debería duplicar su facturación puesto que está creciendo a tasas anuales del 20%. ¿Cómo? Fundamentalmente apoyada en el desarrollo del AVE (donde gestionan las estaciones y los edificios técnicos así como la línea Madrid-Zaragoza), las nuevas líneas de ferrocarriles y la conservación y mantenimiento de carreteras, explica Alfonso Barrena, director comercial de Elsamex.

Un crecimiento que debe sortear el sorprendente problema que supone que "Fomento nos haya beneficiado en exceso a la hora de conceder las licitaciones

[de las que depende el 40% o 45% de su facturación]", reconoce Barrena. Para evitar este impedimento crearon hace un año y medio Grusamar, una filial que ha absorbido toda la facturación y los clientes en ingeniería y consultoría técnica de Elsamex para de esta forma poder licitar con éxito bajo otro nombre.

Picaresca aparte, lo cierto es que a través de esas 25 filiales y compañías asociadas las actividades de la empresa son enormemente diversas. Por ejemplo, Modecar y Coir se ocupan de la construcción de obra civil y la tecnología asfáltica mientras que Progescam se encarga del desarrollo de software propio para la gestión de carreteras; por su parte, Atenea se dedica a la prevención de riesgos laborales y Ciesm es la responsable del control de materiales de las obras. A esta larga lista de filiales se le acaba de unir una nueva división destinada a la conservación y mantenimiento de puertos. Una línea de negocio que quiere hacerse con una porción de los 800 millones de euros que mueve al año el Estado en este tipo de licitaciones.

Faceta internacional

Sin embargo, aunque sólo el 20% de su negocio procede del exterior, tal vez sea en su faceta internacional donde Elsamex destaca más por su singularidad. Está presente en Tailandia, Europa del Norte, Suramérica (República Dominicana, Argentina, Honduras, Colombia, México, Brasil...), China y la India. Un viaje que hace también escala en Irak. En ese país se encuentran en primera línea para comenzar a trabajar en su reconstrucción. Los contratos, aunque todavía no están cerrados, y por tanto no hay cifras concretas, prometen ser suculentos y las empresas lo saben.