El Sevilla vence sin ganas
Es posible que la economía del fútbol no tenga techo, pero sí que tiene consecuencias. La concatenación de competiciones de naturaleza amistosa, autonómica, nacional, continental, mundial, olímpica, de regularidad, de eliminatoria o mixta se traduce en pingües beneficios para clubes y marcas comerciales y en el inevitable hartazgo para los profesionales de la pelota. Ayer, éstos, los futbolistas, jugaron por imperativo contractual. Sin pasión, con la cabeza en otra cosa. Y eso no es fútbol profesional, es un entrenamiento con algo más de chicha, aunque el aficionado lo pague a precio de partidazo.
En lo anímico, los dos equipos fueron ayer como gemelos en distinta fase de desarrollo. El Sevilla fijó sus aspiraciones en la Copa. Llegó alto y se vació. Ahora le queda el día a día de la Liga, adobado para la galería con supuestas aspiraciones de llegar a clasificarse para alguna competición europea. Por su parte, la Real Sociedad, aún vive la otra competición, la Liga de Campeones, en la que compite el miércoles y en la que ha empeñado su prestigio este curso. Para ambos, el partido de ayer era prescindible. También lo fue para el aficionado, aunque le cobraran la carne de pescuezo a precio de solomillo.
SEVILLA 1 REAL SOCIEDAD 0
Sevilla: Esteban; Alves, Javi Navarro, Pablo Alfaro, David; Gallardo (Ramos, min. 46), Martí, Casquero (Hornos, min. 54), Antonio López (Marcos Navas, min. 69); Baptista y Antoñito.
Real Sociedad: Westerveld; López Rekarte, Schürrer, Kvarme, Potillon; Xabi Alonso, Aranburu, Karpin (Alkiza, min. 87), Gabilondo (Prieto, min. 72); Kovacevic (Chun Soo, min. 72) y De Paula.
Gol: 1-0. M. 46. Hornos, a pase de Baptista.
Árbitro: Daudén Ibáñez. Amonestó a Baptista, Casquero, Alves, Schurrer, De Paula, Javi Navarro.
30.000 espectadores en el Sánchez Pizjuán.
Denoueix aplicó las rotaciones, algo que tiene lógica a largo plazo pero que suele ser nocivo para lo inmediato. Los cambios del Sevilla venían obligados por lesiones o sanciones, pero fue el carácter batallador lo que se rotó con la complacencia. Aún así ganó.
La Real ofreció una oportunidad de Kovacevic a los dos minutos de juego y un tiro de falta, ya en la segunda mitad. El Sevilla tiró de falta a puerta, varias veces y mal, y su delantero Antoñito desperdició una clara ocasión de cabeza. Finalmente, Hornos ganó el partido en un mal remate. No podía ser de otra manera en partido de los que parece que sobran.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.