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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El Título de Especialización Didáctica y el PP

El pasado día 4 de febrero se ha publicado en el BOE el decreto regulador del Título de Especialización Didáctica (TED). Se trata de un título exigible a todos los licenciados que pretendan impartir docencia en la Educación Secundaria y la Formación Profesional de grado superior. La necesidad de una capacitación pedagógica inicial convincente y sistemática, dirigida a los futuros profesores de nuestros institutos, ha venido siendo una demanda permanente desde las Facultades de Ciencias de la Educación. Desde el año 1970 esta formación se canalizó a través del denominado CAP (Certificado de Aptitud Pedagógica) impartido por los Institutos de Ciencias de la Educación de las universidades españolas. Esta oferta formativa era a todas luces insuficiente, incompleta e ineficaz desde una perspectiva pedagógica. Increiblemente, esta situación se ha venido manteniendo por los sucesivos gobiernos durante más de treinta años, incorporando únicamente propuestas parciales como el título de especialización didáctica asumido por algunas Comunidades Autónomas con carácter experimental en los últimos años.

El TED aprobado al amparo del desarrollo de la actual Ley Orgánica de Calidad de la Educación (2002) parece abordar esta cuestión con una propuesta alternativa mediante un plan formativo que contempla una especialización u "opción docente" que el alumnado universitario puede cursar realizando dos períodos formativos: uno académico y otro de prácticas docentes, a desarrollar en dos cursos académicos, bien durante, bien al final de la licenciatura universitaria correspondiente.

Esta propuesta tan esperada ha resultado altamente decepcionante por su diseño y desarrollo, ya que no supera la estructura propuesta por el antiguo CAP, al que en realidad imita. Tampoco su propuesta de créditos específicos resulta válida. El decreto propone la consecución de un pobre bagaje formativo consistente en 48,5 créditos teóricos y 12 prácticos, estos últimos vinculados a tres meses de prácticas. No es una cuestión de número de horas de formación sino de conceptos formativos.

Si planteamos una valoración técnica o didáctica de esta propuesta, hay que decir que sus responsables han diseñado una estructura muy poco original, pobre temáticamente e insuficiente metodológicamente. Incluyendo además, errores graves en la adscripción de las materias a las áreas de conocimiento especializadas que deben asumir esta formación.

Si planteamos una valoración política (incluyendo a los sindicatos) hay que reconocer la incapacidad de los responsables para resolver con competencia una cuestión tan sensible como la formación específicamente pedagógica de los futuros profesores de enseñanzas medias. Resulta increible pero es así.

Juan de Pablos Pons

Catedrático de Didáctica y Organización Escolar

Universidad de Sevilla

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