Mariano Benavente reúne sus cuentos de fantasmas

Quizá el mayor paralelismo de Mariano Benavente y Barreda (Madrid, 1937) con su ascendiente el dramaturgo y Premio Nobel Jacinto Benavente (1866-1954) es su preocupación por los dramas y fenómenos ambientados en el mundo rural. Eso es lo que ha llevado a Mariano Benavente, catedrático de Filología Griega de la Universidad de Jaén, a publicar Los de allá. Cuentos de fantasmas y aparecidos (editorial Jabalcuz), una serie de relatos, a medio camino entre la realidad y la ficción, basados en las leyendas más misteriosas de la geografía andaluza y española y en algunos hechos históricos.

De alguna manera, la obra responde al interés de Benavente y Barreda -sobrino nieto del autor de Los intereses creados- por analizar la literatura folclórica comparada y su similitud con la de otros territorios como Bretaña, Córcega, Finlandia, Dinamarca o Suiza. Y es que el tema de los fantasmas ha estado presente a lo largo de la historia en poetas clásicos, como Sófocles, Eurípides o Virgilio, y en grandes escritores posteriores, como Shakespeare, Dickens, Bécquer o Fernández Flórez.

Carreras en la catedral

Con prólogo del escritor Juan Eslava Galán, la obra del profesor de la Universidad jiennense aborda, con una prosa ágil y sencilla, 15 cuentos de fantasmas y apariciones. Uno de ellos, Carreras y risas en la catedral de Jaén, lo escribió tras escuchar los testimonios de algunos responsables catedralicios que no hace muchos años aseguraron haber visto algunas esculturas cambiadas de sitio o las carreras de un menor riendo por los pasillos del templo que nunca pudo ser localizado por sus misteriosas desapariciones.

"Creo que existe una energía psíquica que se proyecta a través del tiempo y del espacio. Ello permite que imágenes y sonidos de otras épocas sean percibidos por determinadas personas y en concretas y especiales circunstancias. Esto es tan real y verdadero como el hipnotismo, la telepatía, la psicoterapia o la premonición", explica Mariano Benavente, que ahora prepara una segunda parte de esta obra con otros misterios aún no resueltos. Ése es el caso, por ejemplo, de la habitación del parador de Jaén que ha permanecido varios años cerrada por los extraños sonidos denunciados por los clientes.

Para el escritor jiennense, "en los lugares en los que han ocurrido atroces sucesos, crímenes sangrientos, sacrilegios o torturas es posible y hasta probable que en determinadas horas sujetos con determinadas dotes psíquicas perciban sonidos e imágenes que son como ecos o resonancias".